Capítulo III
Consideraba seriamente las advertencias de Belicena,
sobre los peligros involucrados en la búsqueda de su hijo. A la luz de su
destrucción psíquica y posterior asesinato, estas advertencias adquirían una
poderosa elocuencia que no estaba dispuesto a despreciar. Por lo tanto decidí
actuar resuelta pero cautamente.
Ya
había conseguido toda la información policial posible sobre el caso y casi no
albergaba dudas de que los misteriosos asesinos de Belicena fueron los
Inmortales Bera y Birsa: la totalidad de las evidencias del crimen así lo
indicaban. Sólo seres como Ellos podrían haber ingresado en esa celda
herméticamente cerrada y ejecutarla ritualmente. Y la más llamativa de esas pruebas
la constituía la cuerda enjoyada: era evidente que el “oro de España”, de las
medallas, procedía de Tharsis, de las antiguas minas de Tartessos; y que el
cabello “teñido con lechada de cal”, de la cuerda, pertenecía a las
infortunadas Vrayas tartesias, aquellas que fueron asesinadas por Bera y Birsa
cuando salvaron la Espada
Sabia y con cuya sangre los Inmortales habían escrito la
sentencia: “el castigo para los que ofendan a Yah provendrá del Jabalí”.
Indudablemente Ellos consideraban cerrado un ciclo, cumplida una venganza
milenaria, tal vez creyesen una vez más exterminada a la Casa de Tharsis, para haber
empleado esa significativa forma de ejecución: asesinar a la última Vraya con
el cabello que Ellos quitaron a una de las primeras Vrayas, macabro trofeo que
ahora devolvían con diabólica lógica. ¡Y qué Misterio se ocultaba en los
poderes de Bera y Birsa, en su increíble dominio del Tiempo! Porque del informe
policial se desprendía claramente que aquel cabello no había sufrido el paso del
tiempo: el cabello de la cuerda, en efecto, aún estaba vivo, como recién
cortado de una cabeza humana, de una cabeza de Raza Blanca, cuando se lo trenzó
para matar; y de ningún modo revelaba los dos mil doscientos años transcurridos
desde entonces. ¿Dónde, Oh si el sólo pensar esta pregunta me llenaba
de inquietud, dónde lo habían guardado hasta ahora sin que envejeciese? ¿Tal
vez en el mismo Infierno donde Ellos habitaban, y que Belicena Villca
denominaba Chang Shambalá? Sí. Con toda probabilidad ésa era la respuesta
correcta: el cabello procedía de sus Moradas Malditas, donde el Tiempo no
transcurría y Ellos tampoco envejecían.
Ya
había decidido enfrentar el peligro y debía ponerme en marcha cuanto antes.
Pero primero quería aclarar definitivamente la cuestión de las leyendas de las
joyas de oro. Y para eso nadie podía serme de mayor utilidad que el Profesor
Ramirez. Me dirigiría, pues, a su presencia.
Detuve
el automóvil en la playa de la Ciudad Universitaria y me llegué hasta la Facultad de Antropología
en busca del Profesor Ramirez. Se encontraba muy ocupado, efectuando una
traducción; pero me atendió con cortesía.
–¿Qué
le trae nuevamente a verme, Dr. Siegnagel; otro delirio quechua de sus
pacientes? –se burló.
–No
Profesor, esta vez se trata de lenguas no americanas. Hallé dentro de un viejo
libro, un papel con este dibujo –mentí fríamente– y quise consultarle sobre sus
inscripciones. –Le alargué el dibujo que hiciera sobre la siniestra Joya de
oro.
Relampaguearon
los pequeños ojos grises, y por un instante pareció que iba realmente a
interesarse; pero enseguida volvió a adoptar el aire lacónico que lo
caracterizaba. Nada podía afectar al viejo Erudito, admirado por las
Universidades de medio mundo.
–Es
la más grotesca combinación lingüística que he visto. ¿Se trata de una broma,
Siegnagel? –preguntó con desconfianza.
–No
sé. Así, tal cual lo encontré, se lo traje –dije sin exagerar demasiado.
–¡Pues
si no lo es, lo parece! ¡Hebreo y Celta! vamos Arturo; o es una broma o se
trata de algo muy pero muy serio. Por lo pronto la palabra hvhi es el famoso tetragrammaton, nombre de Dios de
cuatro letras, de nefasto poder según los Cabalistas y que se lee más o menos “YHVH”,
siendo las “H” letras que pueden adoptar el sonido de la “ETA”
griega, es decir, semejante a la “E” castellana. En cuanto a hgiv,
su traducción es “Binah” y significa “Inteligencia”; pero no cualquier
inteligencia sino la “Inteligencia Suprema”, la Inteligencia de Dios,
justamente la
Inteligencia de YHVH Elohim
: para la Cábala
hebrea, Binah es uno de los diez Sephiroth o Aspectos del Dios Uno.
Cuán
familiares y llenas de sentido me resultaron entonces aquellas explicaciones
del Profesor, al situarlas inevitablemente en el marco de la carta de Belicena
Villca y su terrible muerte. Pero el Profesor continuaba:
–La
frase “ada aes sidhe draoi mac hwch” es, sin dudas, celta antiguo o
algunos de sus múltiples dialectos. La lengua celta evoluciona, a partir del
árbol indoeuropeo, en dos ramas; una, continental, dio el Galo; la otra, insular,
se dividiría a su vez en dos subramas: 1ro. el goidélico o irlandés
antiguo, madre del irlandés y del gaélico escocés; y 2do.
el britónico,
que dio el bretón, el galés y el córnico. Le diría que
estas palabras pertenecen al irlandés antiguo, tal como aparece en las sagas “El
canto de Marzin” o en los poemas del Bardo Taliesin, escritos en el siglo V.
Es
curioso, Marzin (en galés “Myrddin”, y deformado en lenguas germánicas
“Merlín”) era Druida, al igual que Taliesin, y justamente en la frase que Ud.
me ha traído se alude a los Druidas: “Draoi” quiere decir Druida
en celta. La frase completa sería “Victoria al Divino Druida, Hijo del Jabalí”,
según el siguiente vocabulario:
ada = Victoria
aes sidhe =
Divino
Draoi =
Druida
mac = Hijo
hwch = Jabalí
–Mi
querido Dr. Arturo Siegnagel –el Profesor me miraba fijamente– ¿qué sabe Ud.
sobre los Druidas?
La
pregunta no me tomó de sorpresa, pues Yo mismo estaba pensando a gran velocidad
en ello, desde el mismo momento que el Profesor completó su traducción.
–Sé
muy poco –dije–. Que formaban una especie de Casta Sacerdotal entre los
antiguos celtas. Que practicaban la magia y la adivinación... Creo que estaban
reputados como Sabios y que a pesar de su origen pagano, poseían una moral nada
desdeñable –todo cuanto sabía sobre los Druidas, o Golen, procedía de la carta
de Belicena Villca, y mi opinión sobre Ellos, como es natural, no podía ser
peor. Sin embargo ignoraba el concepto que le merecían al Profesor Ramirez y
trataba de no comprometerme condenándolos categóricamente–. Pienso que
desaparecieron con la conversión de los celtas al cristianismo –concluí
inocentemente.
El
Profesor sonreía burlón:
–Siéntese
Siegnagel que vamos a charlar –se levantó y, luego de cerrar con llave la
oficina, hurgó durante unos minutos en la nutrida biblioteca privada. Escogía
libros aquí y allá, resoplando de satisfacción cuando encontraba alguno que se
había resistido más de 30 segundos. Al fin, tomando una carpeta colgante de un
archivo, se acomodó en su sillón.
–Vea
Dr. –comenzó el Profesor con tono grave– le seré franco: si hubiese sido otro
el que me traía ese dibujo, sin dudas lo habría echado a patadas. Pero
conociéndolo a Ud., que es una persona seria, le confiaré mi pensamiento, pues
algo me dice que atrás de este ingenuo dibujo hay otra cosa.
Sonreí
ante la certera intuición del Profesor.
–Para
comenzar recordemos que la mejor etimología parece ser Druvid, palabra que se
descompone en Dru = “cosa en sí” o “tal cosa” y vid = “conocer”, lo que
vendría a dar “conocer las cosas en sí”. El Druida sería entonces “el que
conoce las cosas profundamente”; pero una acepción más antigua los llama “El
que conoce la verdad”. No debe sorprenderse, Arturo, de saber poco de ellos,
pues a pesar que el Druidismo era una institución entre los celtas antiguos y
muchos escritores clásicos los mencionaron, su origen y Doctrina permanecen en
el más oscuro misterio. Algunos de estos escritores que vienen a mi memoria,
son, para su ejemplo, Julio César, Posidonio, Cicerón, Diodoro Sículo,
Estrabón, Plinio, Tácito, Luciano, Suetonio, Diógenes Laercio, Orígenes, etc.
Ninguno
arroja demasiada luz sobre ellos y eso a mi juicio por tres razones: 1ro.
porque su enseñanza era oral, 2do. porque su enseñanza era iniciática, 3ro., y
principal, porque los más interesados en ocultar todo cuanto concierne al “Druida”,
fueron los mismos Druidas.
Con
respecto a su apreciación de que constituían una especie de “Casta Sacerdotal”,
le diré que aparentaban no ser ni lo uno ni lo otro. No formaban una casta sino
una Orden; y no serían “Sacerdotes” puesto que no oficiaban públicamente los
rituales de un Culto, como correspondería para merecer ese calificativo. Sin
embargo, el hecho de que no oficiaran un Culto en público no significa que no
lo poseyeran y practicaran secretamente, en la espesura de los bosques, cerca
de las construcciones megalíticas milenarias que Ellos adaptaban para tal fin.
Sí, Dr. Siegnagel. Acierta Ud. en este punto: los Druidas eran Sacerdotes; y de
la peor especie que se haya registrado en la Historia de la Humanidad.
También
cree Ud. que eran “Sabios y tendrían una moral nada desdeñable”. Pues, sobre su
“Sabiduría” hay pocas dudas ya que detentaron todos los aspectos del saber
celta. En cambio las opiniones son encontradas, cuando se refieren a la moral
del Druida, un General pederasta como Julio César (100-44 A .J.C.) los halló
agradables e incluso envió al Druida Viviciano a Roma como Embajador. Pero en
el aspecto moral, el futuro cónsul dejaba mucho que desear; en cambio Estrabón
(60 A .J.C.),
célebre geógrafo griego, con-temporáneo del anterior, menciona actos de
tremenda crueldad “que se oponen a nuestras costumbres” y relata cómo los Druidas
realizaban augurios “leyendo” los profundos dolores de una víctima apuñalada
por la espalda. También eran afectos a los sacrificios humanos, los que
consumaban introduciendo a las víctimas en una enorme máscara de mimbre a la
que luego prendían fuego.
Los
Druidas “consideraban un deber cubrir sus altares con la sangre de sus
prisioneros y consultar a las Deidades en las entrañas humanas”
escribió Tácito.
Continuó
un buen rato, el Profesor, leyéndome citas de diversos autores griegos y
latinos, unos enalteciendo tal o cual virtud, otros condenando de plano la
maldad druídica. No se me escapaba que quienes “condenaban” a los Druidas eran
también paganos, por lo que grandes debían ser las aberraciones de éstos,
capaces de impresionar a hombres familiarizados con todas las barbaries de sus
respectivas Epocas. La explicación lingüística que había ido a buscar de la erudición
del Profesor ya estaba satisfecha. Empero, aquel hombre se empeñaba en
instruirme sobre los Druidas, revelándome cuanto él sabía de los mismos, y Yo
no podría ser tan descortés como para negarme a escucharlo. Aunque su charla
repitiese temas ya sobradamente expuestos en la carta de Belicena Villca.
Después de todo, el comprobar que otros conocían parte de aquellas verdades,
sólo podría infundirme seguridad; y tranquilizarme sobre la salud mental de la
difunta Iniciada.
–Como
ya le dije –prosiguió el Profesor– no existen documentos de fuente celta que
puedan consultarse, a no ser las sagas recopiladas por D'Arbois de Juvainville
en el siglo XIX, muy ricas en elementos tradicionales de los celtas de
“Iwerzón” o Irlanda. En ellas comprobamos el gran poder de los Druidas al
favorecer las sucesivas invasiones celtas (Fir Bolg o celtas de Bélgica; Fir Donan y Fir Galois, o galos,
Escoceses y galeses) a Irlanda, habitada hasta ese entonces por los Fomore,
seres gigantes y los Tuatha de Danan, Divinos Hiperbóreos.
En más de una ocasión los celtas derrotan a los Gigantes Fomore a quienes
exterminan y también acaban por expulsar a los Tuatha de Danan a pesar de los
poderes mágicos de estos. Es que los Druidas dominaban las fuerzas de la
naturaleza, como si tuviesen la ayuda del mismo Satanás. Producían lluvias,
tormentas eléctricas y nieblas; embravecían los mares o los aquietaban; hacían
“aparecer” bellas mujeres o monstruos espantosos por materialización; etc.
En
tiempos de la invasión de los Galeses, su jefe, el Druida Amergin, realiza el
siguiente ritual: poniendo el pie derecho en la tierra a conquistar recita:
Yo soy el Viento que sopla sobre
las aguas del Mar.
Yo soy la Ola que rompe contra la Roca.
Yo soy el Trueno del
Mar.
Yo soy el Ciervo y el
Toro de los Siete Cuernos.
Yo soy el Buitre en la Barranca.
Yo soy la Lágrima del Sol.
Yo soy la Más Bella de las Flores.
Yo soy el Jabalí Salvaje
e Intrépido.
Yo soy el Salmón en el
Lago.
Yo soy el Lago en la Llanura.
Yo soy la Voz de la Sabiduría.
Yo soy la Lanza que se empuña en la Batalla.
Yo soy el Dios que
exhala Fuego en la Cabeza.
Y
el Druida Amergin, pronuncia luego las siguientes siete preguntas:
¿Quién ilumina la Asamblea en la montaña?
¿Quién denuncia los Días
de la Luna ?
¿Quién señala el lugar
donde se hundirá el Sol?
¿Quién trae el Toro de la Casa de Tethra, el Dios del
Mar,
y lo aísla?
¿A quién sonríe el Toro
de Tethra?
¿Quién destruye las
Armas de Piedra de colina en colina?
¿Quién hace todos estos
prodigios sino el Fili?
Invoca, Pueblo del Mar,
invoca al Druida,
para que pueda conjurar
el hechizo para Ti.
Pues Yo, el Druida,
que ordené las letras
del Alfabeto Sagrado
Ogham,
Yo que doy la Paz a los combatientes,
me aproximaré a la Fuente de los Duendes,
en busca del hombre
dócil,
para que juntos podamos
realizar
los hechizos más
terribles.
Yo soy un Viento del
Mar.
He
aquí, Arturo, el poder del Verbo Mágico de estos Druidas Fili (Fili =
Bardo):
las fuerzas desatadas con el poema panteístico precedente, permiten ganar una
posterior batalla contra los Divinos Tuatha de Danan, quienes poseían carros
voladores y rayos de la muerte pero eran completamente impotentes frente a la
magia negra de los Druidas.
El
Profesor explicaba vivamente entusiasmado, pero Yo me había quedado pensando en
el octavo verso de Amergin donde dice:
“Yo
soy el Jabalí Salvaje e Intrépido”. No podía
dejar de relacionarlo con la leyenda de la joya nefasta, “Victoria al Divino Druida Hijo
del Jabalí”. Se lo hice notar
al Profesor.
–A
eso iba, Arturo. Los principales símbolos del Druida eran dos: el jabalí y el
trébol de cuatro hojas que usaban bordado en su túnica blanca. Entre los celtas
el jabalí y la osa simbolizaban respectivamente, el poder del Druida y el del
guerrero. Algunos eruditos, como René Guenón, pretendieron equiparar estos dos
símbolos de Poder con las castas de los Brahmanes y de los Kshatriyas de la India , es decir, de los
Sacerdotes y guerreros, considerando el profundo significado que el jabalí y la
osa tienen en la tradición indoaria. Pero esto es un error, pues los Druidas
jamás formaron una casta (ni hubo castas entre los celtas) y porque el sentido
dado al jabalí (símbolo hiperbóreo antiquísimo) por ellos, estaba teñido con un
materialismo que no posee ni remotamente en el Rig Veda, donde figura como la
tercera de las diez manifestaciones de Vishnú en el actual ciclo de vida o
Manvantara. Es como si los Druidas hubieran “invertido” el sentido del símbolo
dando al jabalí, expresión del Poder Espiritual Primordial propio
de la Función Regia ,
una representación del Poder Temporal Actualizado que es
característico de la
Función Sacerdotal. Sobre el antiguo y, hasta hoy, secreto
Misterio del jabalí y la osa hay mucho para hablar, pero nos apartaríamos de
nuestro tema; volvamos mejor a las sagas recopiladas por Juvainville.
Como
es sabido, los Druidas impusieron a los celtas el alfabeto Ogham de veinte
signos, quince consonantes y cinco vocales, llamado Beth-Luis-Nion, por sus tres primeras letras B-L-N. Pues bien, Dr. Siegnagel: el eminente mitólogo Robert Graves
sostiene que el “poema” del Druida Amergin ha sido deformado en las sucesivas
transcripciones profanas con el fin de ocultar su sentido esotérico, pero que
el mismo se hallaba originalmente relacionado no sólo con el alfabeto sagrado
Beth Luis Nion, sino con el Calendario de Arboles que empleaban también los
Druidas. Naturalmente, para que la
Canción de Amergin “coincida” con el alfabeto sagrado es
necesario trasponer sus versos de esta forma:
Dice
el Druida, la Voz
de Dios: Letras del Ogham y
Arboles del mes:
Yo
soy el Ciervo y el Toro de Siete Cuernos. ............... (B) Beth/Abedul (24-XII 20-I)
Yo
soy el Lago en la Llanura
.................................... (L) Luis/Fresno silvestre (21-I 17-II)
Yo
soy el Viento en el Mar. ....................................... (N) Nion/Fresno (18-II 17-III)
Yo
soy la Lágrima
del Sol. ........................................ (F)
Fearn/Aliso (18-III 14-IV)
Yo
soy el Buitre sobre el Abismo. ............................... (S) Saille/Sauce (15-IV 12-V)
Yo
soy la más Bella de las Flores. .............................. (H) Uath/Espino (13-V 9-VI)
Yo
soy el Dios que exhala Fuego en la
Cabeza ........... (D) Duir/Roble (10-VI 7-VII)
Yo
soy la Lanza
que se empuña el Combate. ............. (T) Tinne/Acebo (8-VII 4-VIII)
Yo
soy el Salmón en el Lago. ..................................... (C)
Coll/Avellano (5-VIII 1-IX)
Yo
soy la Voz de la Sabiduría. ................................. (M) Muin/Vid (2-IX 29-IX)
Yo
soy el Jabalí más Cruel. ........................................ (G)
Gort/Hiedra (30-IX 27-X)
Yo
soy el Trueno del Mar. ......................................... (NG) Ngetal/Caña (28-X 24-XI)
Yo
soy la Ola del
Mar. .............................................. (R) Ruis/Sauco (25-XI 22-XII)
¿Quién
sino Yo conoce los Secretos
del
Dolmen de Piedra no labrada? .............................. 23 de Diciembre
En
su libro “La Diosa Blanca ”,
Robert Graves expone una síntesis sobre el significado de cada mes del
Calendario Druida de Arboles. Sobre el mes de la Hiedra , que corresponde a
la letra (G) Gort, dice lo siguiente: “G, el mes de la Hiedra , es también el mes
del jabalí. Set, el Dios solar egipcio, disfrazado de jabalí, mata al Osiris de
la Hiedra ,
amante de Isis. Apolo, el Dios Sol griego, disfrazado de jabalí, mata a Adonis,
o a Tammuz, el sirio, el amante de la Diosa Afrodita.
Finn Mac Cool, disfrazado de jabalí, mata a Diarmuid, el amante de la Diosa irlandesa Grainne
(Greine). Un Dios desconocido, disfrazado de jabalí mata a Ameo, Rey de Arcadia
y devoto de Artemisa, en su viñedo de Tegea y, según el Gannat Busamé (“Jardín de
las Delicias”) nestoriano, el Zeus cretense fue muerto del mismo modo. Octubre
era la estación de la caza del jabalí, y también la estación de las orgías de
las basárides o bacantes enguirnaldadas con Hiedra. El jabalí es el animal de
la muerte y la “caída” del año comienza en el mes del jabalí”.
La
función del Druida queda bien resumida en el poema “Los despojos del abismo”
donde Taliesin dice “Soy Bardo, Soy Guía, soy Juez”. Bardo era el Druida dedicado
al arte y la música; Guía era el Ovate, Druida dedicado a la ciencia; Juez era
el Druida-dheacht (es decir Druida-hechicero, mago) habilitado por su poder para
influir sobre los Reyes Celtas e imponer su ley. Fíjese, Arturo, qué extraño y
contradictorio suena que el legislador de un pueblo no sea miembro racial de
ese pueblo y sin embargo sea aceptado “voluntariamente”(?) por ellos. Porque
los Druidas no eran celtas a pesar de todos los intentos por falsificar la Historia que se han hecho
en este sentido. Quizás un poco de luz sobre esto, se obtenga considerando el
descubrimiento del manuscrito Frisón “Oera Linda”. En este documento,
escrito en runas, se cuenta la antigua historia del Pueblo Frisón, que al
parecer es un remanente de la “Atlandia”, una colonia atlante situada en el
norte de Europa, frente a Gran Bretaña hace unos 5.000 años. No se trata de la Atlántida legendaria,
mencionada por Platón, la cual habría existido 12.000 años atrás; pero como
ésta, Atlandia también sucumbió a un cataclismo. –El Profesor abrió la carpeta
colgante y luego de hojear cientos de fotocopias, entre las que reconocí “Los
manuscritos del Mar Muerto, facsímil editado por la UNESCO ”, extrajo un folio
escrito en lengua rúnica, que era la copia del Oera Linda. Junto, había una
traducción al inglés hecha y comentada por Robert Scrupton en 1977, titulada
“The Other Atlantis”. De este último texto leyó, ante mi curiosidad, lo siguiente:
“Las
implicaciones del Oera Linda son que algunos refugiados de la hundida Atlandia,
alcanzaron el área general de los Países Bajos y Dinamarca, poblados ya por
colonos atlandeses por lo menos desde el año 4.000 A .J.C. Se
establecieron allí y contactaron con sus parientes, quienes, como piratas,
marinos y mercaderes, habían mantenido comunicación con la madre patria y con
los diversos lugares del mundo colonizados por atlandeses”.
“Al
cabo de un tiempo, los descendientes frisones, escribieron relatos de la madre
patria, sus gentes, su historia, su religión y su ley. Conforme una generación
sucedía a otra, se perdieron algunos de los más antiguos escritos, mientras que
otros se resumían y se añadieron nuevos capítulos a la historia de aquel
pueblo. Se convirtieron así en el diario de un pueblo renovado y modernizado,
en una verdad sagrada para la familia que la poseía”.
“Estos
resúmenes y adiciones, continuaron siendo realizados por los descendientes de la Atlandia hasta el año
1256 de nuestra Era, dando de este modo, siempre que se acepte la autenticidad
de los manuscritos, el testamento de la historia de un pueblo durante 3.000 ó
5.000 años: un documento sin paralelo en la Historia humana”.
“Nada
se añadió después de 1256, fecha en que Hiddo Over de Linda de Frisia, recopiló
todo el material existente en un nuevo papel hecho a base de algodón, que los
árabes habían traído a España y que se estaba empezando a utilizar en toda
Europa”.
“La
copia final pasó de una generación a otra de la familia, hasta el año 1848,
fecha en que una mujer, Aafjie Meylhof (nacida Over de Linden), se la dio a su
sobrino Cornelius Over de Linden. Este último, que era maestro de navíos en los
Astilleros Neerlandeses de Helder, decidió finalmente que el doctor Eelco
Verwiss, bibliotecario de la Biblioteca Provincial de Leewarden, de Frisia,
copiara el documento”.
“El
escrito –con todas sus implicaciones– pasó a dominio público”.
Siguió
leyendo el Profesor los comentarios de Robert Scrupton, reseñando las pericias
sufridas por el Oera Linda hasta nuestros días. Pues, aunque no existen casi
dudas sobre su autenticidad –por lo menos hasta el año 1256–, muchos se
resisten a aceptarlo como documento histórico ya que el milenario libro, al
echar luz sobre episodios mitológicos de la Historia , se hace de enconados enemigos.
Yo
escuchaba fascinado mientras el Profesor continuaba implacable:
–Bien,
vamos a lo nuestro. En uno de los manuscritos frisones, donde se cuenta la
lucha que sostuvieron los hombres de Frisia (blancos) con los invasores
Magiares (amarillos) 2.000 años A.J.C. está la historia de Neef Teunis, un
marino frisón que, saliendo de Dinamarca, navega hasta el Mediterráneo con la
idea de entrar al servicio de los Reyes de Egipto. “En la parte más al norte del
Mediterráneo –dice el Oera Linda– hay una isla cercana a la costa. Llegaron
allí y pidieron comprarla, sobre lo que se celebró un consejo general”.
“Se
pidió el consejo de la Madre ,
y ella deseaba verlos distantes, por lo que no vio daño en ello; pero cuando
después vimos el error que habíamos cometido, llamamos Messellía (Marsella) a
la isla. Enseguida se verá la razón que tuvimos”.
“Los
Golen, nombre que recibían los Sacerdotes misioneros de Sidón, habían observado
que la tierra estaba escasamente poblada, y alejada de la Madre ”. –Le
aclaro, Arturo, que tanto en el Oera Linda, así como en numerosas sagas
tradicionales nórdicas, se utiliza el término “Madre” para denominar,
genéricamente, a las Sacerdotisas del Culto del Fuego–. “Con el fin de causar una
impresión favorable, los Golen se llamaban a sí mismos en nuestra lengua
“Seguidores de la Verdad ”,
pero mejor se hubieran llamado “Quienes no tienen la Verdad ” o, más brevemente,
Triuweden, como después los llamó nuestro pueblo marinero. Cuando estuvieron
bien establecidos, sus mercaderes cambiaron sus bellas armas de cobre y todo
tipo de joyas, por nuestras armas de hierro y cueros de bestias salvajes, que
eran abundantes en nuestros países nórdicos; pero los Golen celebraron todo
tipo de fiestas viles y monstruosas, que los habitantes de la costa promovían
con sus lascivas mujeres y su dulce vino envenenado. Si alguno de nuestro
pueblo se conducía de forma que su vida estaba en peligro, los Golen le
proporcionaban refugio y lo enviaban a Phonisia, es decir, Palmland (Fenicia).
Cuando se había establecido allí, le hacían escribir a su familia, amigos y
conocidos diciendo que el país era tan bueno y la gente tan feliz que nadie
podía formarse una idea de él. En Gran Bretaña –colonia penal
atlandesa– había muchos hombres pero pocas mujeres. Cuando los Golen supieron
esto, llevaron muchachas de todas partes y se las dieron a los británicos por
nada. Pero todas esas mujeres servían sus propósitos de robar niños a Wr-Alda
para dárselos a los falsos dioses”.
En
el Oera Linda se denomina Wr-Alda a Dios. Pero este Dios Frisón es
alternativamente, en los antiguos relatos, ora el Demiurgo Jehová Satanás, ora
el Incognoscible Dios Hiperbóreo. La confusión surge, presumiblemente, a causa
de la caída en el exoterismo que padecen los Frisones, así como otros pueblos
sobrevivientes de la catástrofe atlante, con el correr de los siglos.
Sobre
esta parte del Oera Linda, comenta Robert Scrupton: “Triuwiden, o Druviden,
puede considerarse el origen del nombre ‘Druidas’, mientras que ‘Golen’
es otra forma de ‘galli’, vale decir, los ‘gauls de Fenicia’ ”. Como ve, amigo Arturo, este increíble
documento hace retroceder en muchos siglos las noticias sobre los Druidas –que
ahora serían “los que no tienen la
Verdad ”– haciéndolos provenir de Medio Oriente, lo que
confirma la presunción que siempre existió sobre su origen no celta.
Faltaría
saber ahora... –¿Me está escuchando Arturo?
Había
quedado paralizado minutos atrás, precisamente cuando el Profesor leía el Oera
Linda y pronunció la palabra “Golen”. Los encarnizados perseguidores de la Casa de Tharsis, a quienes
Belicena Villca denominaba “los Golen”, eran definitivamente “Druidas”. Eso Yo
ya lo sabía porque estaba implícito en la carta; pero allí el Profesor me
demostraba que ello no constituía ningún secreto, que existían documentos e
información suficiente sobre aquellos malditos Sacerdotes. Sólo mi ignorancia
de la Historia ,
y de los personajes más oscuros de la Historia , había causado la sensación de extrañeza
que experimenté cuando leí la carta y conocí las intrigas y los planes de los
Golen. A punto estuve más de una vez, y ahora me arrepentía de ello, de dudar
de la cordura de Belicena, de negar la fantástica realidad de los Golen.
–Sí
Profesor, le escucho –respondí temeroso de ofenderlo.
–Faltaría
ahora –repitió pacientemente– saber si realmente se trataba de Fenicios, pues
en esa Epoca Sidón era una ciudad portuaria, tremendamente cosmopolita.
Comprendía
el interrogante que planteaba el Profesor pero no me interesaba por el momento
profundizar en esa dirección, habida cuenta de todos los detalles aportados por
Belicena sobre el origen hebreo de los Golen. En cambio una pregunta diferente
pugnaba por salir de mi garganta: debía conocer qué sabía el Profesor sobre la
actualidad de los Golen.
–Profesor
Ramirez, disculpe si lo interrumpo, pero ¿hay Druidas en esta Epoca? –pregunté
con vehemencia.
Suspiró
resignado el viejo profesor.
–Ud.
me hace una pregunta muy concreta y trataré de responder en idéntica forma;
pero entienda que no es fácil y deberé ponerlo sobre otros antecedentes para
que pueda juzgar, por sí mismo, la validez de mi respuesta: porque si bien hay
sociedades celtistas y autores dedicados al estudio del druidismo, sólo se
trata de historiadores o diletantes y no de verdaderos Fili. La verdad habrá
que buscarla, entonces, en otra parte.
Durante
varios siglos el druidismo pareció eclipsado, específicamente (como bien dijera
Ud. al comienzo de nuestra charla) desde la conversión de los pueblos celtas al
cristianismo. Esta conversión es bien temprana, pues San Patricio convierte a
Irlanda al catolicismo entre los años 432 y 463. Los pueblos celtas de las
Galias estaban en esa Epoca bajo el dominio de dinastías germanas, las que
abrazaban en todos los casos el cristianismo arriano, doctrina elaborada por el
obispo libio Arrio en 318 y condenada por herética en el Concilio de Nicea de
325. El padre Llorca, en su monumental Manual de Historia Eclesiástica, dice
que, según Arrio: “no hay más que un solo Dios, eterno e incomunicable. El verbo, Cristo,
no es eterno, sino creado de la nada. Por tanto verdadera creatura, mucho más
excelente que las demás; pero no consubstancial con el Padre. Por consiguiente
no es Dios”.
Esta
doctrina atentaba contra el “Misterio” católico de la Trinidad por lo que fue
ferozmente combatida por los Romanos Papas.
Sea
como fuere, lo cierto es que en la conversión de la nobleza arriana al
catolicismo, sucumbió el pueblo celta que debió aceptar el nuevo dogma, como
anteriormente había aceptado el arrianismo, es decir, por imposición.
El
reino Visigótico de España, se vuelve Católico de la noche a la mañana en el
Concilio III de Toledo de 589, con la conversión del Rey Recaredo por parte de
San Leandro. Pero el paso definitivo para la catolización de la galia céltica,
ya lo había dado el ignoto Rey Franco Clodoveo, quien al convertirse en el año
496, se transforma en un instrumento de la Iglesia para la conquista misionera.
Podría
pensarse que los Druidas –de tan ruda oposición a los Dioses Hiperbóreos Tuatha
de Danan en Irlanda– habrían de organizar la defensa contra la nueva fe (lunar)
que desplazaba el antiguo culto (solar) celtíbero del Dios Beleno (adorado en
Grecia también como Apolo) y a la Diosa Madre Belisana. Pues nada de eso
aconteció, ya que los Druidas aconsejaron al pueblo la conveniencia de abrazar
el cristianismo y ellos mismos se hicieron cristianos. ¿Druidas cristianos?
Sabios en las leyes ocultas de la naturaleza material; poseedores de una
Ciencia secreta demoníaca; ¿cree Ud. que se habrían convertido al cristianismo
subyugados por esta religión?
El
Profesor me miraba intensamente.
–Tal
como Ud. plantea las cosas –respondí– estas conversiones me recuerdan a las de
los marranos,
o sea esos judíos, que forzados a elegir entre hacerse católicos o morir aceptaron
lo primero, simulando practicar la nueva fe durante años (o siglos si
consideramos que hay familias marranas que aún hoy, viven una doble vida), pero
conservando el rito y las costumbres judías en secreto.
–¡Bien
Dr. Siegnagel! –bramó el Profesor– justamente a eso me refería; a una
conversión fingida como la de los judíos marranos. Si Ud. considera la pregunta
que le hacía antes, al leerle el texto del Oera Linda que sitúa a los Druidas
como oriundos de Sidón, en Fenicia, comprenderá que hay otras similitudes
sospechosas.
El
Profesor no dejaba de sorprenderme con su agudeza, planteando las cosas de tal
modo que, como en los diálogos de los Sofistas griegos, las respuestas brotaban
espontáneamente en el interlocutor del Filósofo.
–Sí, –afirmé, fingiendo sorpresa por las
consecuencias que adivinaba–. La relación resulta innegable, Profesor: ¡Judíos
y Druidas provenían de Medio Oriente!
Acompañé el comentario
asintiendo elocuentemente con la cabeza. Este gesto estimuló al Profesor a
continuar y, mientras agitaba briosamente en una mano el libro “El Misterio de
los Templarios”, decía en tono convincente:
–El
gran celtista Louis Charpentier, autor de este libro y defensor a ultranza de
los Golen y los Templarios, lo confirma con investigaciones fundamentadas: los
Druidas se refugian en la
Iglesia Católica. La oportunidad la brinda San Benito,
personaje de gran sabiduría y santidad que al fundar la Orden Benedictina
con una regla, (Ora et Lavora) que enaltece el trabajo y la oración, impulsa a
la misma al salvataje de la
Cultura griega y romana, amenazada de muerte por la
decadencia del Imperio Romano, la barbarie, y la ignorancia increíble de los
Papas.
El
punto de contacto se produce con San Columbano, un Fili de Irlanda dedicado
enteramente a convertir los pueblos celtas a la religión católica. Louis
Charpentier no puede ocultar su admiración por la infiltración druídica, cuando
dice: “...San Benito había muerto en el 547, siete años después del
nacimiento de San Columbano. Benito había conservado el tesoro clásico para la
cristiandad; a esta misma cristiandad, San Columbano le iba a hacer entrega del
tesoro celta”.
“San
Columbano era un cristiano de Irlanda, país que había abrazado muy pronto el
cristianismo, sin las imposiciones más o menos brutales de los Emperadores
romanos, ni las de los bárbaros que se decían romanos, como había sucedido en
todos los países celtas de pasado druídico. Puede decirse, sin incurrir en
error, que los cristianos de Roma y los de Clodoveo, hicieron desagradable el
cristianismo en las Galias”.
“Irlanda
no conoció a Roma ni a los bárbaros, y eso explica esa aceptación del
cristianismo sin brusquedades”.
“Tampoco
se conocen muchas cosas sobre los Druidas; pero su facilidad para aceptar una
cierta forma de cristianismo, parece situarles espiritualmente muy cerca de
aquél. Nada de la nueva revelación les ha extrañado: ni la unidad Divina, ni un
Dios no Creado que engloba el Universo en todas sus formas, ni la Divinidad en Tres
Personas, ni un Dios nacido de una Virgen, ni el Dios encarnado, ni el Hombre
Divino crucificado, ni la resurrección, ni la inmortalidad del Alma que ellos
ya predicaban...”
“San
Benito, en sus últimas horas, gritaba: “Veo a la Trinidad y a Pedro y a
Pablo y a Druidas y a Santos...”
“Todo
el pueblo celta, tras los Druidas, se precipitó hacia el cristianismo”.
“Irlanda, que había escapado a la conquista romana y luego a las conquistas
árabes, permaneció cristiana, pero si puede decirse así, “druídicamente”.
Indudablemente
el Profesor Ramirez sabía apoyar sus argumentos con los textos más adecuados,
pensé con admiración.
–Alrededor
de esos sucesos –proseguía el Profesor– se sitúa (siglo VII) la “desaparición”
de los Druidas en su aspecto tradicional, pero se producen esporádicas
reapariciones a través de la
Historia , especialmente durante las Cruzadas (siglos XI a
XII), en los procesos a los Templarios (siglo XIV), en el Renacimiento (siglos
XV y XVI), en la afirmación de las corrientes llamadas de la Ilustración ,
Librepensamiento, Enciclopedismo y Masonería, (siglos XVII y XVIII).
Como
ve, siempre aparecen vinculados a la crisis o a la revolución, pero ojo Arturo,
solamente en relación a la Raza
celta. Parece que la presencia del Druida tiene un solo objeto: ser
guía de los celtas, como cantaba Taliesin. Hoy celta significa poco,
pero recuerde que gran parte de Francia e Italia, Portugal, Bélgica, Suiza,
Irlanda, Escocia, parte de España y el 50% de la América Blanca , son
celtas.
A
esta altura de la conversación (o monólogo debería decir, ya que el Profesor
con su precisión no daba lugar a interrupciones) Yo estaba profundamente
impresionado. El Profesor Ramirez sabía sobre el asunto mucho más de lo que me
había imaginado al comienzo de la conversación. Decidí continuar con el juego y
simular mayor asombro. Para actuar con convicción trataría de llevar el diálogo
a un terreno concreto.
–La Gran Conspiración
Judía Mundial puedo comprenderla perfectamente, Profesor, dado que el objetivo
declarado por Rabinos o simples hebreos de todos los tiempos, es el Dominio del
Mundo y el sometimiento de la
Humanidad al Pueblo Elegido por Jehová. “La Israel celeste
–dice el Talmud– tiene como destino de gloria reinar sobre los pueblos gentiles”.
Pero
¿qué objetivo persiguen los Druidas perpetuándose a través de los siglos para
dirigir secretamente a los celtas, mediante su Ciencia maldita? No un objetivo
imperialista, pues los celtas jamás tuvieron Imperio, sino que establecían
confederaciones de tribus o pueblos cuya decadencia comenzó con la “Campaña de
las Galias” realizada por Julio César. Tampoco un objetivo que implicara algún
tipo de beneficio espiritual para los celtas, pues, ya no lo dudo, los Fili
están impulsados por algún fin perverso. ¿Por qué lo hacen, Dios mío, por qué?
Traté
de plantear el interrogante lo mejor que pude al Profesor Ramirez. Se quedó
pensativo un largo minuto y luego, con gesto de desaliento, respondió:
–No
lo sé Dr. Siegnagel –me llamaba alternativamente Arturo o Dr. Siegnagel–. Sólo
puedo conjeturar algo. Pero tenga presente esto ¡es sólo una conjetura! De
ninguna manera podría probarlo. Le diré lo que pienso, pero jamás lo repetiría
fuera de esta oficina y de este momento.
Contuve
la respiración por temor a que el Profesor callara.
–Sabido
es que el poder financiero judío comienza a desarrollarse a fines de la Edad Media , cuando los
orfebres en metales preciosos (casi siempre judíos), vistos en la obligación de
construir cámaras de seguridad para guardar el oro y la plata de los Señores
feudales y Nobles, comienzan a efectuar préstamos a interés, utilizando como
garantía estos depósitos ajenos. El primer paso fue emitir un documento,
reconocido por todos, como “elemento de pago”, verdadero papel moneda que
permitía comerciar sin necesidad de efectuar pagos en metálico. Desde luego que
este “descubrimiento” fue rápidamente adoptado y utilizado a discreción por
grandes comerciantes y prestamistas, al estilo del “Mercader de Venecia” que
tan brillantemente retratara Shakespeare. Pero, el secreto del enriquecimiento,
estaba sin duda en la usura, verdadero origen de la
“Banca”.
En
el siglo XVII ya hay suficientes bancos judíos en el mundo como para asegurar a
éstos una buena porción del Poder; el siglo XVIII, por poner un ejemplo, ve la
ascensión de la “Casa Rothschild”, familia judía dueña de la Banca del mismo nombre, de
nefasta actuación hasta el siglo XX.
Todo
esto es historia conocida, pero lo que quiero significar es que, obtener el
control de los medios financieros, lleva inevitablemente a una lucha por el
control del Estado. Y al fin de la Edad Media , cuando comienza esta historia, el
Estado es la Iglesia
Católica , razón por la que, entre los siglos XV y XX,
la lucha por el Poder iba a enfrentar en muchas ocasiones a la Iglesia Católica
y al Gran Kahal Judío.
Estos
enfrentamientos, a veces feroces, deberían haber acabado con uno de los bandos,
si en el curso de los siglos algo así como una mano invisible no hubiera
intervenido siempre para conciliar a ambos oponentes. Estudie, Arturo, la Historia y verá con
claridad lo que le digo; cuando surge el conflicto por un lado, sea que lo
inicie la Iglesia
o los Reyes Católicos o la
Inquisición , etc., contra el Poder Judío, o por otro lado,
sea que la
Conspiración Hebrea lanza “la Revolución ”, “la Masonería ”, “el
Marxismo”, etc., contra el Poder Cristiano, allí aparece un elemento moderador,
suavizador del conflicto; evitando la lucha inminente; diluyendo las tensiones.
Este elemento, brazo ejecutor inconsciente, es el celta. ¡Pero atrás del celta
está el verdadero instigador: el Golen, el Fili, el Druida, con su poder
increíble!
¡Sé
que pensará que no estoy en mis cabales, Arturo; y no puedo probar esta
conjetura fantástica que apenas me atreví a formular!
El
Profesor me miraba turbado. Era evidente que temía haberse excedido y por eso
sus ojos trataban de taladrar mi cerebro. Y sin embargo, a pesar de sus
prevenciones, sus hipótesis se quedaban cortas frente a la magnitud de los
planes Golen que denunciara Belicena Villca en su carta: era cierto, tal como
lo comprendiera el Profesor, que los Golen “mediaban” entre la Iglesia y la Sinagoga ; pero no era
menos cierto que Ellos perseguían un objetivo más ambicioso: la Sinarquía Universal y el
Gobierno Mundial del Pueblo Elegido. No pude menos que sonreír al
contemplar el rostro preocupado del Erudito. Eso lo tranquilizó.
–A
través de un profundo análisis histórico, –continuó sin dejar de observarme–
muchos han supuesto que un secreto enlace vincula los distintos Vértices de
Poder del Mundo y se ha afirmado la existencia de una secta supersecreta que
podría ser la Masonería ,
la B'nai Brith
(Masonería judía), la
Comisión Trilateral , etc., o cualquier otra organización de
ese tipo, a la cual pertenecerían todos los hombres que detentan el Poder. Esta
hipótesis es demasiado gigante para mí; en cambio lo que puedo asegurar, basándome
en muchos años de investigación histórica, es que entre dos grandes Colosos, la Iglesia Católica
y la Sinagoga ,
existe una impía vinculación oculta para llevar a cabo el fin inconfesable del
Poder Mundial. ¡Y esa impía vinculación se da a través de los Druidas! ¡Aquí
está parte de la verdad! –casi gritó el Profesor, señalando el dibujo de la
joya–. Pero ¿qué es este papel? nada, ninguna prueba, sólo un dibujo sin
sentido hallado por un alumno, pero que encierra el secreto de algunas fuerzas
que mueven el Mundo.
–Creo
advertir, a partir de sus argumentos tan significativos, que ha respondido Ud.
afirmativamente a mi pregunta –dije cambiando de conversación y dispuesto a no
revelar nada sobre el crimen de Belicena Villca–. ¿Debo, pues, inferir que existirían
hoy día los Druidas?
–Mi
apreciado Dr. Siegnagel, esa pregunta tal vez esté destinada a ser respondida
por Ud. mismo. Yo le he dado suficiente información y sólo me resta asegurarle
que la investigación histórica, a menos que aparezca otro Oera Linda o se abra la Biblioteca Privada
del Vaticano, no arrojará nada nuevo sobre los Druidas –afirmó categóricamente.
–¿Por
qué? –pregunté, esta vez con verdadera sorpresa.
–Por
una razón muy sencilla, pero inexplicable, Dr. Sieg-na-gel –dijo el Profesor
con sorna, casi deletreando mi apellido alemán–. Porque entre 1939 y 1945
batallones especialistas de las Waffen , cuerpo de élite alemán, vaciaron
Europa de los pocos documentos que había sobre los Druidas.
–¿Para
qué podrían querer los esa información? –pregunté con
desconfianza, pues no me gustaba el rumbo que tomaba la conversación.
–Eso
no se supo nunca con seguridad. Durante esos años se creía que la documentación
era llevada al más importante centro de entrenamiento de las , el Castillo de Werwelsburg, en
Westfalia, donde había una Biblioteca especializada en Religión y Ocultismo de
más de 50.000 volúmenes. Pero al finalizar la guerra, parte de este valioso
material y el “Círculo Restringido” de las (unos 250 hombres superentrenados y
supersecretos) se evaporó como por encanto.
Ud.
Sabe –me decía el Profesor con mirada cómplice– todas esas historias sobre
refugios ocultos, el grupo Odessa,... bah, patrañas.
–Sí
–asentí con un gesto y miré el reloj. Eran las 20 hs. 30 minutos. Calculé que
llevábamos cinco horas reunidos y sentí vergüenza de abusar de ese modo del
precioso tiempo del Profesor.
–No
hay por qué disculparse, Arturo, –decía el Profesor ante mis excusas– ha sido
una charla de mi agrado, en la cual he recordado con Ud. algo de lo que, en otros
tiempos, hubo también de preocuparme a mí.
En
ese día de Verano sólo quedaban, en la Facultad , el Sereno y el personal de limpieza.
Salí en compañía del Profesor Ramirez y le acompañé hasta una de las Casas
Docentes que habita, dentro mismo de la Ciudad Universitaria.
Y nunca más volví a verlo... ¡Que el Incognocible guíe su Espíritu hacia el
Origen, o que Wothan lo conduzca al Valhala, o que Frya le muestre la Verdad Desnuda de
Sí Mismo, que su corazón se enfríe para siempre, que conquiste el Vril y posea la Sabiduría que tanto
buscó durante su vida! Y, por sobre todo: que consiga huir de la venganza de
Bera y Birsa...