LIBRO CUARTO - Capítulo XII


Capítulo XII


Es tan difícil reunirlos a los dos –dije–. La última vez que estuvimos juntos fue hace cuatro años, al ingresar al NAPOLA. Quizás mañana o pasado partimos a Egipto y no sé cuándo habrá otra oportunidad de compartir una conversación. ¿No podríamos retirarnos un momento?
Papá había empezado a pronunciar una protesta pero Rudolph lo interrumpió.
–Tienes toda la razón Kurt. Vengan por aquí –señalaba una puerta– que Yo también tengo que hablarles.
Un momento después estábamos instalados en el despacho de Rudolph Hess quien, detrás de un inmenso escritorio ministerial de roble tallado, se hamacaba en un mullido sillón. Me apresuré a iniciar la conversación.
–Ante todo –dije– deseo que alguno de Ustedes me aclare una cuestión en la que todos parecen estar de acuerdo, inclusive el Führer como pude comprobar hoy, pero de la cual sólo tengo oscuras referencias. Me refiero a una especie de cualidad espiritual que Yo tendría, desconocida para la mayoría de la gente, pero que algunas personas son capaces de distinguir. Puede ser el misterioso Signo que mencionaban los árabes Ofitas que me raptaron cuando era niño en Egipto o la “gran capacidad espiritual” de la cual habló antes el Führer. No sé qué es, pero algunos parecen saberlo... y no gustarle, como por ejemplo al Profesor Ernst Schaeffer –Rudolph Hess arqueó las cejas al oír el nombre del hombre de la Abwer. A continuación les relaté la amarga experiencia vivida días atrás.
Percibí un brillo de ira en los oscuros ojos de mi padrino.
–¡La Abwer sólo ha producido traidores! Esto es algo que deberás tener presente desde ahora, Kurt. Te diré un secreto que sólo conocen cuatro personas en el Tercer Reich, incluidos el Führer y Yo; un secreto que se refiere a ti y a lo que me acabas de contar: ¡no carece de razón el Profesor Schaeffer para desconfiar de ti; de cierto, que él no podría estar seguro de llevar a cabo la altwestenoperation si tú fueses incluido en ella! Pero tú estás vinculado inevitablemente a esa expedición, quiéralo o no Schaeffer, e intuitivamente lo has captado y te has acercado a él en un mal momento. No puedo revelarte ahora los motivos de tal vinculación, pero quizás te los explique otra persona a quien pronto conocerás, uno de los partícipes del secreto. Con seguridad, tú serás en el futuro un representante personal del Reichführer Himmler, la cuarta persona en el secreto, frente a Ernst Schaeffer. ¡Y él nada podrá hacer para evitarlo! Eran nuestros planes pero, sugestivamente, te has adelantado a nosotros. ¡Nada que no tenga arreglo!
Te preguntarás cómo es que el Führer o el Reichführer sabían de ti. Aunque tú no lo hayas notado, todos estos años has sido objeto de intensa vigilancia por parte mía y de otras personas que no conoces, pues el Tercer Reich tiene preparado un camino para ti, apropiado a tus posibilidades, que te permitirá servir a la patria como nadie lo ha hecho, a la vez que desarrollarás tus facultades espirituales. ¡Pronto, muy pronto lo sabrás todo y nos comprenderás!
Aún no había recibido respuesta a los interrogantes, pero estaba conmovido y entusiasmado con el promisorio futuro de éxitos que me anunciaba Rudolph Hess. Eso sí, una cosa me intrigaba inconscientemente ¿a qué se debería el curioso nombre de la expedición de Ernst Schaeffer “Altwestenoperation”, es decir, Operación Viejo Oeste ? El recuerdo de este interrogante, y su increíble respuesta tendrían lugar recién dos años después, en el corazón del Tíbet.
–Deseas respuestas y tienes todo el derecho a ello –prosiguió hablando Rudolph– pero no es éste el momento ni el lugar apropiado para tratar Misterios espirituales. En estos años habrás extrañado mi presencia, pero era mejor para ti que Yo no interviniera directamente en tu vida, para que el desarrollo psicológico se produjera normalmente; incluso convinimos eso con tu padre –Papá asintió con la cabeza–. Ahora será distinto, tendrás tu puesto y estarás cerca mío. Pero primero debes conocer nuestra Filosofía. No me refiero a la doctrina nacionalsocialista tal como aparece en el libro del Führer “Mein Kampf”[1] o en el de Alfred Rosenberg “El mito del siglo XX” sino a una “Filosofía Oculta” a la que nosotros –un pequeño grupo– adherimos como tú sin duda también lo harás. Debes comprender que no se trata aquí de un conocimiento estéril que puede reducirse a un “código de principios” o un “manual operativo” mediante el cual regir nuestros actos; se trata por el contrario de adquirir un conocimiento que actúa dinámicamente sobre el Espíritu, transformándonos internamente, dotándonos de una Sabiduría milenaria que nos hace trascender el plano meramente humano de la existencia.
Tú estás especialmente dotado para acceder a ese estado semidivino –prosiguió Rudolph, respondiendo en parte a la pregunta sobre el Signo– pues tienes algo interior que pocos hombres poseen: “la posibilidad de Ser”. Esto lo comprenderás mejor próximamente, al conocer los secretos de la Orden, pero puedo anticiparte que, tal como lo ha dicho hace un momento el Führer, no todos los hombres son iguales, no todos existen, no todos pueden “ser”. Por el contrario, para quienes disponen de la posibilidad de Ser, la lucha y el esfuerzo deben ponerse en trascender este mundo de imágenes ilusorias y perpetuarse en la eternidad, en otro plano de existencia al que sólo podremos llegar si despertamos del sueño demoníaco en el que estamos sumidos. La mayoría de los hombres que ves en el mundo, no existen realmente, o si lo prefieres viven una “existencia relativa”, ilusoria, que es un soplo para la eternidad. Su conciencia se diluye con la muerte, aunque muchos crean lo contrario, y nada sobrevive a ellos. La eternidad, querido Kurt, es para unos pocos, para una Aristocracia del Espíritu, fundada en Héroes semidivinos, en Superhombres que, a costa de librar un duro combate con el Príncipe de este Mundo YHVH-Satanás –como justamente lo has denominado– trasmutan su naturaleza inferior y ganan su lugar en el Valhala[2].
Todo te será revelado, Kurt, porque tú eres un Héroe semidivino, un virya, lo prueba la marca de Lúcifer que tanto te preocupa y que sólo indica la pureza de tu linaje espiritual.
–Pero, Lúcifer,... ¿no es el Diablo? –pregunté con cautela.
Esta pregunta debería habérsela hecho al Führer, pero no tuve valor para ello.
–¿Lúcifer, el portador de Luz Increada, el Diablo? –se indignó Rudolph Hess–. Esa es la blasfema calumnia que le ha endilgado Jehová Satanás por intermedio de sus discípulos, los judíos y algunos imbéciles cristianos y musulmanes no esclarecidos. Lúcifer es Kristos. El Kristos de la Atlántida...
                       
Respiró profundamente Rudolph Hess antes de continuar.
           
–Dejemos por ahora esos Misterios y hablemos de ti, Kurt, –dijo Rudolph, cambiando de tema–. Has cumplido satisfactoriamente una dura etapa de estudios y se abre para ti otro ciclo de esfuerzos. Es nuestra voluntad –miró a Papá que volvió a asentir con la cabeza– que ingreses a la Waffen , para tu perfeccionamiento militar y político. Pero eso es, digamos, un adiestramiento exotérico, es decir externo, por lo menos hasta que llegues al Círculo Restringido de Werwelsburg[3]. Hay otra vía paralela que deberás tomar y que también entraña esfuerzos y sacrificios. Es un sendero oculto, esotérico, que te permitirá superarte espiritualmente y resolverá tus dudas más secretas. ¿Has oído hablar de la Thulegesellschaft [4] ?
            Pensé un momento, más por compromiso que por otra cosa, pues tenía la certeza de que jamás había oído mencionar ese nombre.
            –No –respondí.
–Es un grupo secreto de hombres Sabios, –dijo Rudolph Hess con tono respetuoso–. Te facilitaré el ingreso a la Orden y ellos te ayudarán a progresar, pero debes entender desde el comienzo lo siguiente: Las Ordenes Hiperbóreas como la Thulegesellschaft siguen una disposición circular. En las organizaciones mundanas del tipo de la francmasonería –o si se quiere simplificar: como cualquier burocracia administrativa– se avanza verticalmente, escalón por escalón, desde la base de un triángulo hasta el vértice, que ocupa la máxima Jerarquía. En una Orden Hiperbórea por el contrario se avanza superando círculos concéntricos. Tú, por ejemplo, al ingresar a la Orden eres un círculo amplio, tal vez el círculo externo. No digo que formes parte de un círculo o que ocupes un lugar en un círculo, sino que “tú eres un círculo”. Como tú, hay otros miembros que son círculos de mayor o menor diámetro, organizados concéntricamente en torno a un centro de Poder ocupado por el máximo nivel de Sabiduría. Por eso digo que se avanza “superando círculos” y no “atravesando círculos” de distinto nivel, pues la Sabiduría Hiperbórea consiste en estrechar el círculo propio hacia el centro; en “restringir el círculo” hasta donde lo permita nuestra capacidad. ¿Entiendes patekind?
–Creo que sí –dije sin mucha convicción–. Pero todo esto que tan gentilmente me explicas, me trae sosiego y tranquilidad. Ten la seguridad que haré lo posible por no defraudar tu confianza ni la fe de Papá.
–Bien, entonces no hay nada más que hablar. ¿Recuerdas a Papp, el oficial  que conociste en Berchtesgaden? Ahora es  Oberführer [5]. A él te dirigirás cuando vuelvas de Egipto para saber los pasos a seguir.

Rudolph Hess oprimió un botón, obteniendo como respuesta la llegada presurosa de un oficial de custodia. Ordenó a éste que dispusiera que trajeran champagne al importante despacho. El no bebía pero esto era distinto, dijo, pues debíamos brindar por mi graduación y el futuro de Alemania. A continuación se trabó en franca charla con Papá, recordando anécdotas comunes de sus días de estudiante y de Egipto.


Así concluyó la etapa de estudiante en mi vida, neffe Arturo. Al volver de Egipto las cosas tomaron otro rumbo y, mientras cumplía con las distintas etapas de entrenamiento en las Waffen  para llegar en 1939 al castillo de Werwelsburg, también pasaba por distintos círculos de la Thulegesellschaft. Como los sucesos que realmente te sorprenderán, ya que se conectan con tu propia experiencia, ocurren de inmediato, a partir de 1937, trataré de resumirlos con algún detalle. Recién en 1939, al regresar de una misión terrible, infernal, que eso fue la Operación Altwesten, recibí la instrucción que en parte me permitió comprenderlo todo. Los años siguientes, especialmente a partir de 1941, los pasé cumpliendo misiones en el Asia, misiones semejantes a la que había llevado a cabo en la Operación Altwesten y análogas, también, a la misión esotérica realizada por Rudolph Hess con su histórico vuelo a Inglaterra en 1941; misiones de la misma característica estratégica que la cumplida por Belicena Villca y su hijo Noyo, es decir, misiones de diversión táctica para confundir y desviar al Enemigo; pero misiones que requieren para su ejecución la previa Iniciación Hiperbórea de sus agentes.
Pero esta parte del relato la dejaremos para después. Son las 12 y 30 hs. y la buena de Juana ya debe tener listo el almuerzo.


[1] Mein Kampf: Mi Lucha.
[2] Valhala o Valholl: Morada de Wothan u Odin en los Edda. Sitio al que van los guerreros muertos en batalla. Paraíso celeste de los héroes. Para la Sabiduría Hiperbórea el Valhala es un centro habitado por los Dioses Liberadores o, como decía el Führer, por los “Siddhas Hiperbóreos”.
[3] Werwelsburg: era un Ordensburg o Castillo de entrenamiento de la , según se verá más adelante.
[4] Thulegesellschaft : Orden de Thule. Sociedad Secreta esotérica, cuya filiación se trata en otra parte de la obra.
[5]  Oberführer: grado de la  equivalente al de Coronel.