Capítulo XL
Querido neffe, así concluyó mi primera misión
para la y el Tercer Reich. Durante la misma, se
evidenció el carácter misterioso de aquel Signo del Origen que causaba la
devoción de unos y el terror de otros. Al llegar a esta altura, muchas de tus
dudas iniciales se habrán disipado. Habrás comprendido, eso espero, que la
historia de Belicena y mi propia historia se vertebran sobre una misma
armadura, sobre una infraestructura que se llama “Sabiduría Hiperbórea”. Y
habrás comprendido ¡es necesario que lo hagas! que ambas historias se continúan
en ti, que la
Sabiduría Hiperbórea pasa por ti, que los Dioses te han
señalado a ti con el Signo del Origen.
Tu historia y la mía, neffe Arturo, son en
parte paralelas: por empezar, ambos somos miembros del mismo tronco familiar;
ambos sufrimos una experiencia conmocionante: Yo, por la entrevista con el
Führer, y tú por la muerte de Belicena Villca; y esas impresiones nos llevaron
a ambos a buscar la verdad en nosotros mismos, en el fondo de Sí Mismo: Yo,
durante las vacaciones en Egipto, en 1937, cuando se me despertó el Scrotra
Krâm, y tú ahora, en 1980, en ese instante infinito del rapto espiritual por la Virgen de Agartha. Sí,
neffe: creo que en ese punto ambos nos auto-Iniciamos. Sé que el Ritual de la Iniciación Hiperbórea
tiene por finalidad poner al elegido en contacto con las Vrunas de Navután
pero, como tales Signos ya estaban en nosotros, hemos podido realizar el
milagro de la auto-revelación de la Verdad Desnuda de Sí Mismo.
Entonces, el paralelismo de los hechos
vividos por ambos, culmina en la correlatividad de la experiencia iniciática:
ambos estamos, de ahora y para siempre, indisolublemente ligados a una Fuente
Espiritual, Eterna e Infinita, a la
Gracia de la
Virgen de Agartha, a la Sabiduría Hiperbórea
de los Dioses. Por eso, como Yo los alcé en su momento, tú debes
levantar desde ahora “nuestros estandartes”, que son las banderas del Espíritu . Te preguntabas en tu
departamento de Salta ¿a quién recurrir por ayuda espiritual? ¿quiénes son en
este mundo los representantes de la Sabiduría Hiperbórea ?
Pues ahora dispones de la más clara respuesta. El Führer ha dado la respuesta:
la respuesta es la d, la Orden
Negra Recuerda
que el Führer volverá, neffe, hasta Belicena Villca lo anuncia en su carta:
“El Gran Jefe Blanco, el Señor de la Vo luntad y del Valor
Absolutos, vendrá una vez, dos veces, tres veces, a vuestro Mundo. La primera
vez, quebrará la Historia ,
pero se irá, y causará la insensata risa de los Demonios (según
me parece neffe, esta parte de la profecía ya se ha cumplido); la
segunda planteará la
Batalla Final , pero se irá, en medio del Rugido de Terror de
los Demonios (y supongo, Arturo, que esto es lo que sucederá muy
pronto); la tercera guiará a la
Raza del Espíritu hacia el Origen, pero se irá para siempre,
dejando tras de sí el Holocausto de Fuego en que se convertirán los seguidores
del Dios Uno, hombres, Almas y Demonios. ¡Pero quienes sigan al enviado del
Señor de la Guerra
serán eternos!” (Y aquí sólo puedo pedir “fiat, fiat” , neffe Arturo).
Son palabras del Capitán Kiev, que se
cumplirán inexorablemente. Tú buscarás a la Orden Tirodal y
llevarás a sus Iniciados la
Carta de Belicena Villca. Será muy oportuno porque ellos
buscan, también, al Noyo y a la
Espada Sabia para iniciar la Batalla Final. Pero
tú les llevarás algo más importante que la carta de Belicena Villca: ¡el Signo
del Origen, que cierra las Puertas de Shambalá y abre las Puertas de Agartha,
por la que retornará el Führer y la
Eterna para librar la Batalla Final !
¡Ese es el verdadero motivo de la
gran maniobra, neffe! ¡Que tú te acerques a quienes esperan, en el momento
justo, en el kairos de la
Batalla Final ! Ese es el significado espiritual de toda esta
serie de coincidencias: ¡aproximar el Signo del Origen al kairos de la Batalla Final !
Y como a la Casa de Tharsis, y como a mí, neffe, debes
comprender que con más razón a ti intentarán quitarte del medio. ¡Los Druidas
te perseguirán! ¡Quizás Bera y Birsa en persona!
Por esta causa quiero proponerte que partamos
cuanto antes. De mis relatos, aunque incompletos, ya habrás sacado bastantes
conclusiones. Más adelante, si las circunstancias lo permiten, te daré los
detalles de los siguientes hechos hasta 1947, año en que vine a la Argentina y desde cuando
permanezco oculto.
En resumen, y a grandes rasgos, esto fue lo
que sucedió a partir de 1939.
A Bangi y Srivirya se les concedió la
ciudadanía alemana y fueron condecorados con la Cruz de Hierro de Primera Clase. Además se los
incorporó a la Waffen
con el grado efectivo de Untersturmführer.
Permanecieron hasta el verano de 1939 en Berlín, donde les impartieron
entrenamiento en criptografía y tareas afines con el Servicio Secreto, y
finalmente partieron hacia el Tíbet, y reunidos con los lopas que partieron de
nuestra expedición, se entregaron con ahinco a la misión que les habían
encomendado: preparar un cuerpo de Elite que actuaría como Legión Extranjera
dentro de la Waffen
. De allí saldría la famosa Legión
Tibetana, que dependía secretamente de la 1a Panzerdivisión Leibstandarte Adolf Hitler
y uno de cuyos batallones defendería hasta la muerte el bunker del Führer en
Abril de 1945.
Karl Von Grossen regresaría también al Asia.
Desde India y China, se ocuparía de abastecer discretamente a la Legión Tibetana ,
cuyo asentamiento natural estaría en Assam, en los dominios de un Príncipe
kâulika enemigo acérrimo de los ingleses. En ese pequeño Reino de la frontera
con Bután, instructores especialmente venidos de Alemania
complementaron el arsenal ofensivo de los monjes kâulikas, compuesto de
flechas, puñales y cimitarras, con armas modernas de propósito táctico, tales
como granadas, pistolas y fusiles de asalto. Sin embargo, la máxima efectividad
de aquellos terribles guerreros, estaría siempre acompañada del uso de sus
armas tradicionales, para las que no tenían rival en el Tíbet. De todos modos,
valga la referencia, aquel cuerpo jamás pasó del centenar de efectivos.
Pero mucho antes que la Legión Tibetana
estuviese lista, Vruna daba a luz en Berlín dos hermosos cachorros de perro
daiva, muriendo en el parto. Otra legión, ésta de veterinarios , se encargó bajo las más severas
amenazas de que los gemelos vivieran. No obstante nuestras reservas, crecieron
sin problemas y los bauticé Yum y Yab. Respondieron bien al
entrenamiento convencional y mejor aún al empleo del Kilkor svadi, entendiendo
y obedeciendo mis menores deseos.
En Septiembre Alemania invade Polonia y
comienza la Segunda
Guerra Mundial. El 14 de Junio del año siguiente, 1940, las
tropas del Tercer Reich entran en París. Ni la Legión Tibetana ,
ni Yo, intervinimos en aquellas acciones pues se nos repetía en la Orden Negra que “el
verdadero y único frente del Tercer Reich se encontraba en el Este”.
Contrariamente, pues, al movimiento de
nuestros ejércitos, nosotros nos concentrábamos en planificar operaciones
asiáticas, en todo semejantes a Clave Primera, en la que obtuve mi bautismo de
fuego. Al fin, en Agosto de 1940, recibí la orden de ejecutar la “Operación
Clave Dos”, que tenía por objetivo alcanzar el monte Elbruz, donde según las
tradiciones indoarias, los arios nacían dos veces. Pero no
se trataba de ir directamente al Cáucaso, sino de aproximarse estratégicamente con
los perros daivas para arribar a una Puerta situada en otras dimensiones.
Esa vez, viajé desde Alemania con Oskar Feil,
un Hauptsturmführer
llamado Caesar Von Lossow, y los dogos Yum y Yab. En la meseta de Pamir, en los
orígenes del río Piandy, nos aguardaba Karl Von Grossen con la Gebirsjäger [1]
de la Legión Tibetana ,
unos cincuenta hombres en total. Desde allí, iniciamos uno de esos alocados
periplos que seguían los perros daivas para dirigirse a algún lugar. Ignoro qué
atajos habían tomado, pues, en lugar de atravesar Tadzhikistán, Afganistán,
Turkmenistán, Irán, Armenia y Georgia, y recorrer 3.000 km ., los dogos
hallaron Georgia a 500 km .
de distancia. Aunque cueste creerlo, a 500 km . del Río Piandy dimos con Grozny, ciudad
situada al pie del monte Elbruz; claro que las vicisitudes y peripecias pasadas
hasta entonces, y que no puedo narrar ahora, nos insumieron varios meses.
Inversamente a lo que había en La Brea , en el monte Elbruz existía un
Camino hacia Agartha, o hacia Venus, que es lo mismo . La misión encomendada por Tarstein, y los Iniciados
de la Orden Negra ,
consistía en localizar la Puerta
caucasiana de Agartha y unir tal lugar con la localidad de Rastenburg, en la Prusia Oriental. ¿Cómo? Con los perros daivas;
ordenando a los dogos en el Cáucaso que alcanzaran Rastenburg, mediante un
salto a través del Tiempo y del Espacio. De ese modo, de acuerdo a las
presunciones de Tarstein, quedaría suprimida la distancia entre
Elbruz y Rastenburg o, lo que también es lo mismo, la Puerta de Agartha
“quedaría” en Rastenburg.
¿Qué importancia tenía Rastenburg, para
demandar semejante operación? Entonces no lo sabíamos, pues sólo se nos pidió
que ejecutásemos el plan antes de Mayo de 1941, pero a partir del 22 de Junio,
cuando el Tercer Reich inicia la invasión a la Unión Soviética ,
el Cuartel General del Führer se instalaría en Rastenburg.
El nombre clave del Führer era Lobo,
Wolf,
y por eso su centro de operaciones del Este, el Trono desde donde se opondría
con el Poder del Espíritu a las más tenebrosas Potencias de la Materia , sería conocido
como Führerhauptquartier
Wolfsschanze, es decir, Cuartel General Supremo Fuerte del Lobo. Se hallaba
en la provincia prusiana de Köningsberg, antigua plaza de la Orden Teutónica ,
en medio de los bosques que crecen a orillas del Guber, y allí aterrizamos Karl
Von Grossen, Oskar Feil, Bangi, Srivirya, y Yo, un día de Mayo de 1941: el
resto de la legión permanecía acampada en el monte Elbruz, a 2000 km . de distancia.
Igual que sus padres en el Tíbet, Yun y Yab habían respondido a la orden de volar
y salvaron en un instante la distancia establecida. Una vez en Rastenburg, nos
dedicamos a señalar el lugar exacto por donde descendieron los perros daivas,
pues hasta allí, estuviese donde estuviese el sitio, sería tendida una vía
férrea para estacionar el vagón del Führer. Teníamos orden estricta de no
movernos hasta no ser localizados por las tropas de la que había destacado Himmler y que patrullaba
constantemente la región. Un pelotón nos halló y de inmediato todo un batallón
ocupó la zona en la que, semanas más tarde, se estacionaría el Wolfsschanze.
Vale la pena recordar que en aquel mismo sitio, el 20 de Julio de 1944, un
grupo de Generales traidores, los mismos que apoyaban a Ernst Schaeffer,
intentaron asesinar al Führer mediante la instalación de una bomba de alto
poder a escasos metros suyo. Desde luego, quienes desconocen lo que era la
puerta caucasiana de Rastenburg, aún no comprenden cómo el Führer salió ileso
del atentado.
Cuando al fin regresé a Berlín, en Agosto de
1941, era ya muy tarde para despedirme de Rudolph Hess: el 10 de Mayo mi
taufpate había volado a Inglaterra para intentar neutralizar la Estrategia Golen
que tenía dominado al Alto Mando británico. Su vuelo fue concertado entre
miembros de la
Sociedad Secreta inglesa Golden Dawn e Iniciados de la Thulegesellschaft ,
pero no bien aterrizó fue capturado por los Druidas merced a la traición del
alemán Abrecht Haushofer y del británico Duque de Hamilton, y confinado en una
prisión militar. Para la
Sinarquía hubiese resultado una catástrofe la paz entre
Inglaterra y Alemania, y su alianza contra la Unión Soviética ,
proyecto que Rudolph Hess estaba autorizado a gestionar. Por lo tanto se lo
incomunicó durante los años de la guerra y se publicitó una supuesta demencia
mientras se intentaba destruir efectivamente su psiquis con drogas semejantes a
las que menciona Belicena Villca. Análogamente, al caso de Belicena Villca,
tratándose de un Gran Iniciado como Rudolph, los Golen no lograron su
propósito.
Sí, neffe, en Agosto de 1941 había llegado el
momento de recordar las palabras que Tarstein me dijera cuatro años antes: “todos
debemos desear que nunca llegue su oportunidad, pues cuando Parsifal emprenda
su misión ello querrá decir que el Rey Arturo está herido... y que el Reino es
terra gasta”. Sí, Rudolph, el loco puro, como Parsifal, había partido
hacia Albión, Inglaterra, la
Isla Blanca que representaba de alguna forma a Chang
Shambalá, la Morada
de los Demonios: Tarstein me lo predijo porque él sabía que ello era posible,
porque él conocía un significado esotérico que explicaba el simbolismo profundo
del viaje. Que el diplomático Abrecht Haushofer era un traidor, miembro del
grupo de las “fuerzas sanas de Alemania”, ya lo conocíamos hacía años por los
informes que Heydrich había elaborado en el S.D.: Abrecht era hijo del Profesor
Karl Haushofer y de una judía de nombre Martha Mayer-Doss. Y que la Sociedad Secreta
Golden Dawn[2], que en algún momento a
principios de siglo estuvo relacionada con la Einherjar y la Thulegesellschaft ,
cayera en poder de los Druidas luego del copamiento efectuado por el Sacerdote
Aleister Crowley, también lo sabíamos. Así que mal podría tomarlo desprevenido
a Rudolph el resultado de su misión sino que debía existir una razón más
profunda y secreta que justificase su sacrificio.
Se lo pregunté directamente a Tarstein, pero
esa vez evitó la aclaración directa y volvió a hablarme en lenguaje simbólico,
sin dudas para no afectar al Mito, para que el Mito continuase actuando.
–Vea Kurt: –señaló– el Rey Arturo, el Führer,
puede ser traicionado por Ginebra-Alemania y tal deshonra dejar débil al Reino
frente al ataque de los seres elementales, las hordas de Elementalwessen
procedentes del Este. Para evitar que el Reino sea destruido, el Rey Arturo
necesita contar con la fuerza del Gral. Pero el Gral no está presente en el
Mundo de los hombres dormidos desde hace 700 años. ¿Qué hacer? Como en Wolfram
Von Eschenbach, el Führer dice:
“Man mac mich
dá in strîte sehen:
Y Parsifal parte al Castillo de Sigune, de
donde surgen las fuerzas que animan a los seres infrahumanos que amenazan al
Reino. Y allí, como José de Arimatea, el Rey Crudel captura y condena a 48 años
de prisión, tanto a él como a sus Caballeros. Pero entonces, en la prisión,
José de Arimatea entra en contacto con el Gral y éste lo nutre espiritualmente
el tiempo que dura su confinamiento: y las fuerzas elementales se ven, así,
hasta cierto punto frenadas, porque el Caballero del Gral, aún encerrado, posee
fuerzas espirituales suficientes para transmitírselas al Rey Arturo y
sostenerlo en su Función Regia. Algún día el Caballero José de Arimatea
conseguirá salir de su injusto confinamiento y será libre con la Piedra del Gral, leyendo en
ella el Nombre del Führer y restaurando su soberanía en el Reino. Será en ese
momento cuando Federico II, portador de la Piedra de Gengis Khan, se encuentre con el Señor
del Perro, el Preste Juan, el Señor de Catay o K'Taagar, es decir, el Señor de
Agartha. Entonces las fuerzas elementales serán definitivamente derrotadas en la Tierra.
Nada más que afirmaciones simbólicas de este
tipo logré arrancarle a Tarstein, que no me ayudaron demasiado a comprender el
significado oculto de su misión, aunque lo intuía bastante. Pero a mi taufpate
no volví a verlo desde 1940. Naturalmente, durante el Juicio de Nuremberg de
1945/46, Rudolph fue interrogado por los hipócritas jueces aliados y, desde
luego, no dijo una palabra sobre el Gral o el Rey Arturo. En cambio habló
bastante sobre el lavado de cerebro y los tratamientos con drogas a que lo
sometieron los ingleses:
“... Como es lógico, Yo pensaba continuamente
en qué explicación podría tener el monstruoso comportamiento de la gente que me
rodeaba. Excluí la posibilidad de que fuesen criminales, ya que, socialmente,
causaban muy buena impresión. Y, por otra parte, también su pasado contradecía
esa imposición”.
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“Se me ocurrió luego la idea de que aquellas
personas habían sido hipnotizadas, aunque Yo ignoraba entonces que existiese la
posibilidad de producir un estado de hipnotismo tan intenso y duradero.
Manifesté con franqueza esta sospecha al comandante F., que, evidentemente se
la tomó como una broma divertida. Dijo que él y todos los demás que estaban a
mi alrededor eran absolutamente normales y que, por desgracia, Yo era víctima
de autosugestión”.
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“Mi jaqueca continuaba sin cesar. Yo insistía
en fingir que había perdido la memoria. Aprendía de mis errores. Suponía que
no debía reconocer a las personas que hubiera visto hacía más de catorce días,
aunque se tratara de los médicos que llevaban varios años conmigo. Puede
deducirse de ello qué veneno tan terrible me daban, un veneno para el que no
existía antídoto, ...”
“Pronto no cometí ya más errores. Pasé por
pruebas tales como la súbita aparición de personas a las que había conocido
antes, y fingía no reconocerlas, aunque me encontraba en estado de sueño
hipnótico. Tenía que estar alerta día y noche. Finalmente llegué a estar presto
para responder falsamente a las preguntas, incluso en sueños, persistiendo en
fingir la pérdida de la memoria”.
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“El 19 de Abril de 1945 vino de nuevo a
verme el Brigadier General Doctor Rees. De nuevo trató de convencerme de que
tanto mis conclusiones como mi sufrimiento eran mera consecuencia de manías
obsesivas. Le interrumpí afirmando de que nada servían sus palabras porque
Yo sabía lo que ocurría. Entretanto había adquirido nuevas convicciones
que justificaban mis sospechas. Las abominables atrocidades que, durante la
guerra de los boers, perpetraron los ingleses en mujeres y niños en los campos
de concentración podían ser atribuidas también a la substancia química secreta.”
“El Brigadier General Rees reflexionó unos
instantes con expresión sombría. Luego, se puso de pie de un salto y salió
apresuradamente, murmurando: «Es Ud. muy perspicaz; le deseo buena suerte».”
“Yo llevaba ya cuatro años preso en compañía
de lunáticos y a merced de sus torturas, sin poder informar a nadie de ello, y
sin poder convencer al enviado suizo de la verdad de cuanto ocurría, por no
hablar de mi incapacidad para instruir a los lunáticos sobre su estado. Era
peor que estar en manos de criminales, pues éstos, al menos, tienen algo de
razón en algún oscuro rincón de su cerebro, algún sentimiento en algún oscuro
rincón de su corazón, y un poco de conciencia. Con mis lunáticos, esto quedaba
totalmente descartado. Pero los peores eran los médicos, que empleaban sus
conocimientos científicos para las torturas más refinadas. En realidad, Yo
carecí de médico durante esos cuatro años, pues quienes se daban a sí mismos
ese nombre no tenían otra misión que ocasionarme sufrimientos y, en todo caso,
agravarlos. Igualmente, permanecí todo ese tiempo sin medicinas, porque lo
que me daban bajo ese nombre no hacía sino servir a la misma finalidad y,
además, era veneno.”
“Delante de mi jardín paseaban de un lado a
otro locos, o drogados, con fusiles cargados, me rodeaban locos en la casa,
cuando salía a dar una vuelta iba precedido y seguido de locos, todos con
uniforme del Ejército británico, y nos cruzábamos con columnas de internos de
un manicomio cercano que eran llevados a trabajar. Mis acompañantes
manifestaban compasión hacia ellos y no advertían que pertenecían a la misma
columna; que el Doctor que dirigía el Hospital y, al mismo tiempo,
dirigía el manicomio, debería haber sido su propio paciente durante largo
tiempo. No se daban cuenta de que ellos mismos eran dignos de compasión; y no
se daban cuenta porque estaban, todos, drogados e hipnotizados. Yo les compadecía
sinceramente; personas honradas se veían allí convertidas en criminales.”
“Sin embargo, ¿qué les importaba esto a los
judíos? Les importaba tan poco como el Rey de Inglaterra y el pueblo británico.
Porque
los judíos estaban detrás de todo aquello. Si no hubiera bastado para
demostrarlo la simple probabilidad lo habría demostrado lo que voy a relatar.
Se me había entregado un libro escrito por un judío sobre el trato que había
sufrido en Alemania, así como informes de los Consulados británicos sobre el trato
dispensado a los judíos en Alemania según la descripción de los propios
judíos. El Doctor Dix dijo que mis manías obsesivas eran consecuencias de
remordimientos por el trato a los judíos, del que Yo era responsable, a lo que
respondía que no había sido mi competencia decidir el trato a aplicar a los
judíos. Sin embargo, de haber sido así, hubiera hecho todo lo posible para proteger
a mi pueblo de aquellos criminales y no habría sentido remordimiento por ello.
El Teniente A.C., de los Guardias Escoceses, que estaba conmigo para mi
protección en nombre del Rey, me dijo un día: «Está Ud. siendo tratado igual
que como la Gestapo
trata a sus enemigos políticos». El Doctor Dix y el enfermero, sargento
Everett, se hallaban presentes y asintieron con una sonrisa. Como se habían
apartado del papel que tenían asignado ya que siempre se afirmaba que mis
sufrimientos eran imaginarios, el médico y el oficial fueron relevados poco
después.”
“En mi nota de protesta del 5 de Septiembre
de 1941, mencionaba la expresión utilizada por A.C., de los Guardias Escoceses,
y añadía que era típico de los judíos afirmar que sus enemigos hacían lo que
hacían por ellos mismos, sin que los judíos les diesen motivos, y cargarles a
sus enemigos los crímenes que en realidad ellos acostumbraban a cometer. El
Obispo húngaro Prohaska lo había descubierto ya tras la dominación bolchevique
de Hungría de 1919. Informó que durante aquel período camiones cargados de
cuerpos mutilados eran conducidos en Budapest a los puentes sobre el Danubio y
su carga arrojada al río; que a los sacerdotes se les habían clavado sus
bonetes en la cabeza con clavos de acero, se les habían arrancado las uñas y
vaciado los ojos, y el chiste del momento era que porque tenían que ir al otro
mundo con los ojos abiertos. Todos los responsables, con Bela Kun al frente,
habían sido judíos. La Prensa
mundial había sido silenciada o estaba en manos hebreas. Sin embargo, cuando
tras el derrumbamiento del gobierno bolchevique, fueron juzgados algunos de los
culpables, la misma Prensa mundial puso el grito en el cielo por el terror
blanco en Hungría. Siempre ha ocurrido lo mismo, concluía Prohaska, cuando un
pueblo ha tenido que luchar contra los judíos.”
“Yo no podía preveer entonces que los judíos,
para conseguir material de propaganda contra Alemania, llegarían mediante el
uso de la substancia química secreta, a inducir a los guardianes de los campos de
concentración alemanes a tratar a los internados como lo hacía la G.P .V.[4]:
todo acto criminal de esa naturaleza debe achacarse al uso de las drogas
secretas que los judíos emplearon dentro mismo de Alemania. Al preguntarme por
las razones de los crímenes perpetrados contra mí, sospecho lo siguiente:
Primero, el Gobierno británico había sido hipnotizado para que tratara de
convertirme en un lunático, a fin de que pudiera presentárseme como tal si era
necesario, si llegaba a reprochárseles el no haber aceptado mi intento de un
entendimiento con el que Inglaterra hubiera podido ahorrarse muchos sacrificios.
Segundo, la inclinación general de los judíos o los no judíos a quienes habían
inducido a maltratarme y vengarse de mí por el hecho de que la Alemania nacionalsocialista
se hubiera defendido de los judíos. Tercero, venganza contra mí porque había
intentado poner fin demasiado pronto a la guerra que con tantos trabajos
habían iniciado los judíos, con lo que se habrían visto impedidos de alcanzar
sus objetivos bélicos. Cuarto, debía impedirse que Yo hiciera públicas las revelaciones
contenidas en este informe.”[5]
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En estas declaraciones de Rudolph Hess puede
estar la verdad secreta sobre el famoso “Holocausto de 6.000.000 de judíos”.
Resulta notable, en efecto, que los miembros del Pueblo Elegido hayan sido
víctimas de un genocidio típicamente judío, un modo de exterminio que, tal como
Belicena Villca demuestra en su Carta, es el que los Rabinos vienen reclamando
desde hace milenios para aplicar a los “Gentiles” o “Goim”. Pero Rudolph Hess
expuso acertadamente “que era típico de los judíos afirmar que sus enemigos
hacían lo que hacían por ellos mismos, sin que los judíos les diesen motivo, y
cargarles a sus enemigos los crímenes que en realidad ellos acostumbraban a
cometer”. Esta actitud de los judíos es frecuente, está confirmada con cientos
de pruebas históricas, y explica la increíble acusación de que la habría practicado sobre ellos un mini
Holocausto de Fuego, proyectando sobre los campos de concentración la imagen de
la Muerte Final
con que ellos mismos sueñan destruir a la Humanidad espiritual, es decir, no judía. En
síntesis, neffe Arturo, sólo una mentalidad típicamente judaica podía haber
concebido un modo de exterminio semejante, que jamás pasó por la imaginación de
Heinrich Himmler ni, desde luego, del Führer. Y en cuanto a los alemanes que
supuestamente “confesaron” haber perpetrado esos crímenes, además de que
existen muchas explicaciones obvias sobre el por qué alguien declararía contra
sí mismo o contra su patria, es claro que la real causa hay que buscarla en las
drogas secretas que conocen los Druidas, cuya principal guarida la constituye
desde hace milenios justamente Inglaterra. El mismo Rudolph Hess lo expuso en
1945, como has visto, al afirmar que no sólo los testigos habrían sido drogados
e hipnotizados para declarar contra sí mismo sino que, en caso de que algún
crimen pudiese verdaderamente haberse cometido en los K.Z. alemanes, ello debía
achacarse a la introducción de drogas antes de la caída del Tercer Reich, con
objeto de perturbar a los guardias para obtener ulteriores réditos
propagandísticos.
En fin, si a Rudolph Hess no lo volví a ver
más después de mi regreso a Elbruz-Rastenburg, en cambio tuve noticias del maldito
Ernst Schaeffer: había retornado silenciosamente, tal como lo previera
Tarstein, y se encontraba en la
Francia ocupada. Lo protegía el Servicio Secreto del
Almirante Canaris, la Abwehr ,
que estaba fuera de la jurisdicción del S.D. exterior. Según los informes que
disponía Walter Schellenberg, parecía muy probable que también lo acompañasen
sus cuatro secuaces, aunque uno de ellos “habría perdido la vista en el Tíbet”,
debido a que sus ojos estuvieron expuestos “a una intensa y desconocida fuente de Luz”.
Como es natural, Yo propuse de inmediato una
operación encubierta para ejecutarlo, tanto a él como a sus cómplices, pero fui
disuadido por Tarstein, quien sostenía que el traidor era más valioso vivo que
muerto: “estando vivo podrá comunicar a las fuerzas sinárquicas que con el
Tercer Reich tienen un sólo camino: la guerra”, nos explicaba Tarstein. La Fraternidad Blanca
apoyará una alianza contra Alemania pero sólo si luego de su total destrucción
se constituye en poco tiempo la Sinarquía Universal del Pueblo Elegido. Si este
objetivo se concreta, Alemania sin dudas será sacrificada, pero ese Gobierno
Mundial significará el fin de la
Historia : Alemania renacerá una vez más, quizás no como
Nación, pero sí su Espíritu, su Führer, su Dios Wothan, será apoyada por los
Dioses Leales al Espíritu del Hombre, y la Batalla Final se
librará sobre la Tierra.
Ernst Schaeffer volvió convertido en un
Maestro de la
Jerarquía Blanca , vale decir, espiritualmente muerto. Su
Iniciación en el Tíbet le valió el reconocimiento de numerosas Sociedades
Secretas sinárquicas, como por ejemplo la Masonería inglesa, que le concedió el grado 33 y
el cargo de Presidente del Gran Oriente del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. La
destrucción de la
Operación Altwesten fue atribuida en los papeles a accidentes
comunes en este tipo de exploración y Schaeffer vivió tranquilo hasta después
de la guerra: sus familiares aún residen en la Argentina.
Esa libertad que disfrutó al amparo de los
grupos de resistencia al Führer, le permitió, tal como habíamos calculado en la Orden Negra , planear y
lanzar multitud de atentados contra mi persona. Nadie sabe a ciencia cierta
cuántos atentados se perpetraron contra el Führer, pero los que Yo padecí en
esos años no le fueron a la zaga: envenenamientos, bombas, francotiradores,
emboscadas, sabotajes en mi equipo y amenazas permanentes: o abandonaba la , desertaba, me iba de Alemania
para siempre, me alejaba definitivamente de los lugares sagrados para los
Sacerdotes, o no habría lugar en la
Tierra donde me pudiese ocultar de la inevitable venganza
rabínica.
Desde luego, no cedí a las amenazas y cumplí
mis órdenes hasta el fin, neffe, aún aquellas órdenes que no me agradaban, como
la última, que me obligó a permanecer 35 años en Santa María de Catamarca.