Capítulo XXXI
A partir de allí todo sucedió muy rápido, y
del mismo modo te lo narraré, neffe Arturo.
A la mañana temprano estábamos preparados
para reiniciar la persecución. La totalidad de los guerreros aprontó las armas,
como si fuésemos, en cualquier momento, a librar una batalla: los tibetanos
revisaron las flechas y el filo de sus cuchillos, y aguardaban la voz de
marchar con una mano apoyada en el pomo de las cimitarras; los alemanes se
proveyeron de cargadores y granadas de palo, y reemplazaron los fusiles Mauser
por las metralletas Schmeisser. Aunque las órdenes de Konrad Tarstein,
idénticas a las que recibiera Von Grossen del S.D., me exigían sumarme
pacíficamente a la expedición de Ernst Schaeffer, Yo dudaba que ello fuese
posible ahora. Y tampoco lo consideraba posible Von Grossen y los otros
oficiales . No después de haber entrado en
aquel Valle de los Inmortales, después de haber visto esa región paradisíaca en
medio de las nieves eternas, ese oasis en las alturas de Kuen Lun. Tal sitio no
podía existir sin vigilancia. Y los guardianes no estarían dispuestos a
dejarnos avanzar ni retroceder. Guardianes que, presentíamos, serían
terriblemente más peligrosos que los duskhas.
Apenas
habíamos ingresado en el Umbral del Valle cuando nos detuvimos y acampamos. Si
eramos vigilados, los guardianes del Umbral no tardarían en actuar; de allí
nuestros aprontes, la certeza de que algo nos amenazaba y habría que
enfrentarlo. Buscábamos a Schaeffer, ése era el objetivo principal, pero
entonces la realidad era que nos hallábamos en un Valle del Infierno.
–Nada nos indica que Schaeffer haya tomado
este rumbo, y mucho menos que haya pasado por aquí, pero creo que ahora da lo
mismo avanzar o retroceder –concedió Von Grossen–. La verdad es que este Valle
no existe en nuestro Mundo: ¡de todos modos, da lo mismo ir hacia una dirección
que otra!
Los porteadores holitas se negaban a
continuar. Mas tampoco sabían cómo volver, por lo que fue menester separarnos
nuevamente. Se quedaron con ellos los mismos dos lopas, monjes de edad avanzada
pero igualmente peligrosos, los yaks, zhos, y la totalidad de los caballos.
Pese a que no había nieve por ningún lado, y el clima era primaveral, las cimas
de los montes Kuen Lun se veían demasiado cerca para suponer que los caballos
nos fuesen útiles por mucho tiempo.
De esa manera, partimos los cinco alemanes,
los siete lopas, y el gurka, Camaradas del Espíritu Eterno, trece héroes en su
instancia absoluta. Dí la orden mental a los perros daivas y éstos salieron en
la misma dirección que seguían el día anterior.
–No se puede negar que es Ud. persistente
–gruñó Von Grossen al comprobar el rumbo tomado.
Pero Yo no disponía de tiempo para atenderlo
a él ni a nadie más. Kâla, el Tiempo Devorador, era ahora la Muerte Mrtyu frente a
nosotros, un instante definitivo en el que moriríamos o triunfaríamos, sin
términos medios. Y en ese instante de héroes, se requería de un Héroe entre los
héroes, un líder que transmitiese la orden carismática de luchar por el ideal,
“por nuestros Estandartes”, “aunque nosotros tengamos que morir”. Si el ideal
se realizaba finalmente, morir o vivir significaban un honor o un triunfo,
cualquiera fuese el caso. A ninguno debía preocupar morir o vivir sino la
realización del ideal, la imposición universal de nuestros Estandartes, la
victoria de la Estrategia
propia. Esa era la orden carismática a mis Camaradas. A los perros daivas les
mandaba “sigan a Ernst Schaeffer” en el lenguaje del Yantra svadi. Y los perros
Kula y Akula seguían el rastro del traidor en una región que no estaba ni en la Tierra ni en el Cielo. Y Yo
seguía a los perros daivas, más allá de Kula y Akula. Y mis doce Camaradas iban
detrás de mí, sin importarles ya nada de lo que les rodeaba, sin contemplar la
posibilidad de morir o vivir, sólo pensando en el ideal, en la realización del
ideal, en la Victoria
Final de nuestros Estandartes.
Desde que dejamos el vivaque, la excitación
de los dogos fue en aumento, como si su presa se encontrase cada vez más cerca.
Con mucha seguridad nos guiaron por varias sendas descendentes, hasta dar con
el cauce de un torrentoso arroyo cuya corriente provenía de los montes Kuen
Lun. Durante una hora, más o menos, marchamos paralelamente a su orilla
derecha, debiendo los monjes kâulikas, en varias ocasiones, picar con las
cimitarras para abrirse paso entre el tupido espinillo.
Al cabo, llegamos a una magnífica cascada de
50 mts. de caída, y allí obtuvimos la primer prueba de que no ibamos
desencaminados. Frente a nosotros se erigía la pared de un barranco de piedra
de 50 a
60 mts. de altura, por donde se derramaba el agua del arroyo, y en cuya base existían
inequívocas señales de la presencia del hombre. En un pequeño claro había un minas,
uno de esos túmulos de piedra semejantes a las apachetas sudamericanas,
que se van formando en los “lugares sagrados” del Tíbet por la adición que
todos los lamas peregrinos hacen de una piedra pintada con signos
correspondientes a bijas de la Kâlachakra. En un nicho excavado en la pared de
piedra, estaba el motivo del minas: la escultura del Buda Viviente Maggogpa,
el Maestro Rey de Shambalá, Rigden Jyepo. Lo habían representado sentado en la
posición del loto, meditando, y en sus manos, una diminuta estatuilla de la Shakti Kâkinî
sostenía un Corazón sangrante, en cuyo centro estaba el signo de la Estrella de David,
indicador del Anâhata chakra. El conjunto correspondía al Símbolo de la Doctrina del Corazón, el
Yoga del Amor que deben practicar todos los adeptos que aspiran a conocer la Kâlachakra. Su
presencia allí era francamente amenazadora e intimidatoria: sólo quienes fuesen
adeptos Iniciados en la
Doctrina del Corazón podrían seguir viaje hacia la Puerta de Shambalá. La
aceptación de tal condición se demostraba agregando una piedra con el nombre
escrito con sangre, al túmulo del minas.
Nos detuvimos solamente quince minutos en
aquel lugar, ya que los dogos insistían briosamente en continuar la búsqueda y
exigían un esfuerzo sobrehumano para contenerlos. Durante ese tiempo, mis
Camaradas exploraron el sitio y descubrieron que varias sendas llegaban y
partían: los perros daivas, tal vez para acortar camino, nos condujeron por
zonas del todo intransitadas. Pero se veía que aquella “Puerta de Shambalá”
había sido visitada con frecuencia dado el volumen del minas, o al menos desde
hacía bastantes años.
–¡Von Grossen, Von Sübermann, miren esto!
–gritó Heinz Schmidt, que estaba entretenido examinando las piedras del minas.
Tenía una piedra en la mano y me la alcanzó.
Observé que aparecía escrita con sangre en dos de sus caras: una resultaba
ilegible, pues sus signos eran desconocidos para mí, pero la segunda
inscripción me estremeció el corazón: decía, en correcto alemán: Ernst
Schaeffer.
Sin decir palabra se la pasé a Von Grossen y
llamé a Srivirya y a Bangi. –¿Podéis decirme que lengua es ésta? –indagué.
–Es Zenzar, el idioma sagrado de los
Bodhisattvas de Chang Shambalá. El Arhat Djual Khul, que guía a los alemanes,
les ha de haber revelado ciertas fórmulas de la Kâla-chakra para
escribir en las piedras –explicó Srivirya.
Y eso fue todo cuanto ocurrió allí. Momentos
después los perros daivas subían de dos en dos los peldaños de una escalera
tallada en la piedra, que llevaba a lo alto del barranco.
Finalizado el ascenso, se accedía a una
amplia terraza, en cuyos límites comenzaba la ladera de un monte perteneciente
al extremo oriental del sistema Altyn Tagh. El lugar se presentaba igualmente
desolado, pero con evidentes señales de la actividad humana. Nos sorprendió a
todos, en efecto, la presencia de un imponente Chortens, monumento
sagrado tibetano de base cuadrada y cuerpo estrangulado en forma de campana,
habitualmente rematado con un cono truncado, en cuya cima se asienta la imagen
de una Deidad. Colocada sobre el cono superior del Chortens, se destacaba la
horrible estatua de una Diosa incontablemente multiplicada en sí misma y
desdoblada en cientos de perfiles semejantes: innumerables rostros, piernas y
brazos, la convertían en un torbellino de Presencias, es decir, significaban
indudablemente Su Omnipresencia. La
Diosa expresaba un sólo Aspecto repetido incansablemente: tal
aspecto, aislado, la mostraba sonriéndonos compasivamente mientras danzaba
sobre un Corazón sangrante; lucía el cabello suelto y tocado con corona de
Reina, un ojo en medio de la frente, y ojos en las palmas de las manos y en las
plantas de los pies. La habían pintado delicadamente, y los colores
predominantes eran el blanco y el azul: cuerpo blanco, prendas azules.
El Chortens medía por lo menos 15 mts. de
altura, y la estatua de la Diosa
tenía el suficiente tamaño para permitirnos apreciar todos sus detalles. Los
alemanes la observábamos en silencio, expresando con gestos elocuentes el
desagrado que nos causaba: ¡teuflisch!
Los tibetanos también la contemplaban en
silencio. Sin embargo, en un acto inusual el gurka se dirigió hacia el grupo de
oficiales :
–¿Os impresiona la imagen de Kuan Yin, la Reina Madre del Oeste?
A nosotros nos impresiona igualmente, pero mucho más nos afecta el
contemplar a la propia Diosa interesada por los visitantes de su
milenario Santuario. Si lo deseáis, os puedo traducir con palabras claras lo
que este humilde monje kâulika ve y siente al percibir el Chortens de la Diosa de la Misericordia en el
Valle de los Inmortales.
Todos accedimos, sin imaginar hasta qué
detalles de la trama oculta podía llegar la aguda visión del monje kâulika.
–Ayer le dije a dos de Vosotros que si
pudieseis ver el mundo sutil comprobarían que nos encaminábamos hacia el
Santuario de Hsí Wang Mu –recordó Bangi–. Hoy hemos avanzado un trecho y nos
aproximamos más a Ella, la Madre
de la parte animal del hombre. Pero vosotros seguís sin verla, a
pesar de que su presencia está en todas partes. ¿Os impresiona su
imagen? Pues ¿qué sería de vosotros si lograseis levantar el velo de Mâyâ y
contemplaseis a Kuan Yin en toda su Inteligencia y Majestad, en su total
Omnipresencia Misericordiosa ? Os
lo diré: ¡no podríais resistir la
Mirada de la
Diosa del Amor Animal, la Compasiva del Corazón!
–Y no podríais hacerlo porque la suya es una
mirada de muchos ojos, de cientos de ojos, de millones de ojos, que observan el
corazón del hombre, o jîva, aguardando que se aproxime e identifique con su
âtman, el Arquetipo Divino creado por Brahma a semejanza de Sí Mismo. Y para
eso la Shakti Kâkinî
hace oír su voz en el sonido anâhata shabda, y dice “om mani padme hum”, “Oh
tú, joya que está en el loto”, “Oh Madre que está en el chakra”, “Oh Devi, que
está en el Anâhata chakra”. Y si el jîva escucha este mantram, y lo recita como
anâhata japa, se convierte en jîvâtman; y también recibe la kâlagiya, la señal para
ingresar a Chang Shambalá e integrarse a la Fraternidad Blanca.
En cada punto del Espacio real hay un pequeño
globo o átomo arquetípico, que simboliza con exactitud la unidad de Brahma, El
Creador. Y en el centro de cada uno de tales átomos, hay un ojo con el cual El
Uno se contempla a Sí Mismo desde todas las cosas creadas. Cada ojo del Padre
Uno se llama Yod, pero cada pupila le pertenece a la Madre Kuan Yin. Cuando
la sangre del hombre es estigmatizada por los Señores del Karma, y el dolor
penetra en los ojos de El Uno como una sinfonía placentera, las pupilas de la Madre Kuan Yin suavizan
los acordes sufrientes con la
Misericordia de su Corazón. Por eso Ella es Avalokiteshvara,
un Bodhisattva de Compasión. Si, Kameraden occidentales: esta imagen
que os impresiona es apenas un opaco reflejo de Kuan Yin tras el Velo de Mâyâ.
¡Aquí mismo, en este momento, la
Diosa danza el Baile de la Vida y sus incontables ojos miran
en vuestros Corazones buscando el calor del Amor! ¡Kuan Yin quiere sentir a
Vuestros Corazones palpitar de Amor por las cosas creadas! ¡Quiere sentiros
estremecer de compasión por el dolor que azota la vida del hombre, el dolor
causado por quienes se apartan de la armonía del Universo, de la Ley del Uno! ¿Y qué recogen
los ojos de Avalokiteshvara en Vuestros Corazones? Solo Frio y Odio, en lugar
del Calor y del Amor a la
Vida. Y entonces se retiran envueltos en llantos los ojos de la Madre , prometiéndose
ayudaros para que tornéis a la condición animal, al Corazón cálido de los que
aman la Vida
tibia. Ella es la Madre
de los animales hombres, de los pasúes: ¡Su Misericordia os alcanzará y os
calentará el Corazón con su Amor, desalojando al Frío y al Odio, al duro hielo!
¡Y lo hará aunque tenga que girar la Kâlachakra y convertiros en simios primitivos!
Pero aquí, con vosotros, está Ganesha, el
Hijo de Shiva, a quien llamáis Kurt. ¿Qué ha visto la Diosa Madre del Oeste
en el Corazón del Hijo de Shiva? También Frío y Odio, pero formando el nido
para la máscara de la
Muerte Fría , el refugio de Kâly, La Negra. Sí , en el Hijo de
Shiva está la abominación mayor, porque ha hospedado a la Muerte en su Corazón, a la Máscara de la Muerte que oculta la Verdad Desnuda de la Negrura Infinita
de Sí Mismo. En el Corazón de Ganesha, sobre el cuerpo muerto del pasú, hijo de
la Madre Kuan
Yin, danza Kâly La Negra
el Baile de la Muerte Fría ;
y en el cadáver del pasú, que es carroña, está viviendo aún el falo de Shiva,
el lingam diamantino de vajra: frente al símbolo de la virilidad absoluta, Kâly
se descubre y deja manifestar a Pârvatî Frya, la Verdad tras la Muerte Negra ; Pârvatî
Frya realiza entonces el yonimudrâ sobre el lingam de Shiva, y Bhairava
resucita en el Corazón del Hijo de Shiva; ¡ha nacido anormalmente un Niño de
Vajra en el Corazón de Ganesha! ¡un niño engendrado por el Espíritu de Shiva
con la Verdad
tras la Máscara
de la Muerte !
¡un niño gestado en la matriz de la Negrura Infinita de Sí Mismo! ¡un niño nacido en
la vulva rota del Corazón muerto del pasú! ¡un Niño de Vajra, un Niño de
Diamante, un Niño de Piedra, un Niño de Rayo, un Niño de Fuego Frío, un
Niño Dios ! ¡un Niño que es la Vruna Increada y
que está más allá de Kula y Akula, más allá del Tiempo y del Espacio, más allá
de la Vida y de la Muerte , más allá del Bien y
del Mal, definitivamente más allá del pasú asesinado por Kâly en el Corazón del
Hijo de Shiva !
Un mal muy grande han visto los millones de
ojos de Avalokiteshvara en el Corazón del Hijo de Shiva. Un mal para el que no
bastan Sus Lágrimas de Misericordia, ni su Compasión, ni su Amor. Un mal para
el que no hay redención posible, ni en ésta ni en otra vida de la Rueda de la Vida Sripai Khorlo.
Es el mal de aquél que huye a los cuidados
del Padre y de la Madre ,
que reniega del Padre y de la
Madre , que descubre que no tiene Padre ni Madre, que
encuentra la Verdad
Desnuda de Sí Mismo y se empeña en Ser lo que Es y no lo que
debe ser de acuerdo a la Ley.
¡Oh qué ingratitud la de quien así enfría el Corazón para la Madre y abriga odio contra
el Padre! La Verdad
Desnuda se ha instalado en el Corazón del hombre, sobre un
lecho de hielo, y éste se ha convertido en un vîrya, en un Dios que compite con
el Dios Uno. Pero Ella ha enfriado el Corazón porque es la Enemiga del Amor y la Madre Kuan Yin no puede
permitirlo. La Enemiga
del Amor ha causado mucho daño: con la Máscara de Kâly ha asesinado al pasú, su hijo
primogénito; y con el Poder de la Verdad Desnuda , ha procreado un ser abominable
que nació sobre el cadáver del pasú, un Niño de Piedra Diamante, un niño que no
es ni será jamás humano. Grande es el daño causado por la Enemiga , Terrible el mal
que anida en el Corazón del Hijo de Shiva.
Es deber de la Madre Kuan Yin, quien
todo lo ve y Su Misericordia alcanza a todos, proteger a sus hijos animales
hombres. Porque sus hijos, de Corazón caliente y mente fría, son como ovejas en
la manada: dependen del Pastor y su cayado. Y porque los Niños de Piedra, de
Corazón Helado y mente caliente, son como lobos hambrientos: acechan la manada
para asesinar a los corderos, y sólo huyen frente al cayado del Pastor.
–¿Qué ha visto la Diosa Madre del Oeste
en el Corazón del Hijo de Shiva? Un lobo, un asesino de corderos, un Niño de
Piedra Hijo de Sí Mismo y Esposo de la Verdad Desnuda , una
Existencia abominable Táo-t'ie fuera de la Creación. Mas , por
sobre todos los males, Kuan Yin ha visto a quien puede manifestar la Verdad Desnuda al
Mundo, descubrir la
Belleza Prohibida y Embriagante de la Enemiga de los hombres y
propagar el mal de la
Sabiduría como una epidemia. A los ojos de la Madre Kuan Yin, el Hijo
de Shiva es el Demonio de la
Destrucción del Hombre. La Verdad Desnuda que
Ganesha puede exhibir a los hombres dormidos causará en ellos una nueva y atroz
caída en la nada de lo Increado. Sobre las ruinas de la Humanidad del Amor,
Ganesha transformado en Shiva, danzará la disolución de lo Creado, la
descomposición de Mâyâ, la
Muerte Final de la Ilusión. Y en el Pralaya del Amor y la Misericordia de Kuan
Yin, sobre la Muerte
de la Humanidad ,
en el Gottendemerung de la
Fraternidad , los resucitados Héroes, los vîryas semidivinos,
los Hombres-Dioses, exaltarán a la Verdad Desnuda de Sí Mismo, a la Enemiga del Amor, a la Esposa del Origen. ¡Oh,
cómo lloran los millones de ojos de Avalokiteshvara al comprender el mal que
habita en el Corazón del Hijo de Shiva!
Pero Kuan Yin sabe que el mal de Ganesha es
demasiado grande para poder ser perdonado. ¡No; para Kurt Von Sübermann no
existe ninguna posibilidad de trato, pues su Presencia es humillante para la
dignidad de los Bodhisattvas, su Presencia que expone sin pudor la Verdad Desnuda del
Origen! ¡Nadie que esté en el bando de El Uno, de Brahma, El Creador, aceptará
tal afrenta! Y será una vez más la Misericordiosa , quien hable en el Corazón del
Hijo de Shiva y le anuncie la decisión de los Dioses. ¡Así habla la Diosa Madre Kuan Yin
al Corazón del Hijo de Shiva Kurt Von Sübermann!:
Como lobo, mis borregos matarás.
Como Niño de Piedra, T'ao-t'ie,
después en lobos como tú los
convertirás.
¡Para ti compasión no habrá!
¡Sereno mi amoroso Corazón,
secos mis múltiples ojos están!
Monstruo de la Verdad Prohibida
que trasmuta la humana Paz:
¡la decisión tomada está!
¡Por donde has venido te irás!
¡Fuera del Sendero del Hombre
saldrás!
¡Lobo feroz, a mis ovejas no
acecharás!
¡Verdad Desnuda del Origen
a los hombres dormidos
tu Signo no revelarás!
¡Porque eres eterno,
aunque no lo sabes, ulfhednar,
no morirás;
mas si el Sendero del Hombre
pretendes transitar,
al Mundo del Hombre
jamás regresarás!
¡A mi Santuario en la Tierra
no entrarás!
¡Yo soy la Madre de la Humanidad !
¡Soy la Pastora atenta
y a mi rebaño cuido
con celo sin igual!
¡Quien aqui llega busca la Inmortalidad !
¡Es quien ha pasado todas las
pruebas
y es un cordero en mi corral;
es el que ha ofrendado un Corazón
tierno
a Avalokiteshvara;
es el que ama y sufre,
el que sigue su Dharma,
el que es un perfecto hombre animal;
el que llega a mi Santuario
y al Padre va a adorar!
¡A él Yo le concedo
¡A él Yo lo guío
hacia la Fraternidad !
Mas tú, que eres lobo
con disfraz de cordero
¿qué vienes a buscar?
Portador de la Muerte Negra y Fría,
en tu Corazón de Hielo,
Los Dioses no pueden castigarte,
pero tampoco desean verte más.
¡No hay sitios para lobos
en esta propiedad!
¡Por mi sûtrâtmâ de Misericordia
el lycántropo no transitará!
¡Aquí soy Kuan Yin, Chenrezigs,
¡Yo guardo el Sendero del Deva Yâna
para los Inmortales de la Fraternidad !
Tu pecado de Piedra Frya
ha ofendido, mis ojos de bondad,
y te he cortado el camino
hacia la Fraternidad.
¡Por tu abominable mal
hoy he cerrado
¡Yo soy Palden Dordji Lhamo!
Todos quedamos asombrados y sorprendidos por
las palabras del monje. ¡El llamaba a eso “traducir sus impresiones sobre el
Chortens”, cuando parecía que la misma Diosa Kuan Yin nos había hablado! Sin
dudas, Bangi poseía una facultad superior que le permitía ver y oír a los
Bodhisattvas. Pero el más alterado por aquella visión era Yo, pues descubría en
ella aspectos que me tocaban de cerca, significados que interesaban a la Operación Clave
Primera, conceptos que cobraban sentido en el marco de la Estrategia propia. El
gurka, en efecto, me había transmitido un mensaje, aunque no dejaba vislumbrar
si lo hiciera consciente o inconscientemente.
En síntesis, lo que dijera el gurka, y que
nadie podía comprender entonces salvo Yo, era que mi presencia en el Valle de los
Inmortales obligaba a los Demonios a cerrar la Puerta de Chang Shambalá,
tal como esperaba Konrad Tarstein que sucediera. Vale decir, que si Ernst
Schaeffer aún no había conseguido pasar, su Operación Altwesten quedaría
definitivamente suspendida, pues la Diosa Kuan Yin “decía en mi Corazón”: “la
decisión tomada está”, “hoy he cerrado la Puerta de Chang Shambalá”.