LIBRO CUARTO - Capítulo XVIII


Capítulo   XVIII


Como te imaginarás, neffe Arturo, recién ahora, al leer la carta de Belicena Villca, he logrado comprender aquella referencia hecha por Konrad Tarstein a que su familia constituía la “rama germana” de la Casa de Tharsis. Evidentemente, él era uno de los descendientes de Vrunalda de Tharsis, y, según sus confidencias posteriores, que eran muy parcas con respecto a este tema, era también el último retoño de su Casa; mas no sabría decir si con ello quería decir “el último Iniciado” o realmente aludía a que representaba el último miembro de su linaje. Pero una cosa es cierta: que la profecía del Capitán Kiev, que Belicena Villca trascribe en el Día 50 de su carta, se había cumplido estrictamente, dado que la Orden Einherjar, no sólo administró al Führer la Iniciación Hiperbórea, sino que alguien perteneciente a la “rama vrunaldina de la Casa de Tharsis”, “¡Qué Honor el suyo!”, estaría “junto al Gran Jefe Blanco cuando él declarase la Guerra Total a las Potencias de la Materia. ¡Porque la Sabiduría Hiperbórea de esa Estirpe, de esa Sangre de Tharsis, causará la Primera Venida del Enviado del Señor de la Guerra!”.
Sí, Arturo, la profecía de Kiev se cumplió matemáticamente, y no hay por qué dudar que la segunda predicción, la que se refiere a los descendientes de Valentina de Tharsis, no se haya de cumplir también. Vale decir que la misión de Belicena Villca y su hijo Noyo debe tener éxito para que propicie la Segunda Venida del Führer: “esa Estirpe de Tharsis ¡qué Gloria la suya! participará activamente en la Batalla Final. ¡Porque la Sabiduría Hiperbórea de esa Estirpe, de esa Sangre de Tharsis, causará la Segunda Venida del Enviado del Señor de la Guerra!”
Belicena Villca, la última Iniciada descendiente de Valentina de Tharsis ha muerto asesinada por los Druidas. Pero su hijo Noyo, según todos los indicios, ha logrado llevar a cabo su misión. Si esto es así, Arturo, ¡Qué cerca estamos de la Batalla Final! ¡Qué próxima está la Segunda Venida del Führer! ¡La Guerra Esencial se librará una vez más sobre la Tierra y los Dioses Liberadores regresarán para guiar a los hombres despiertos hacia el Origen Infinito de su Espíritu Eterno! ¡Oh, Arturo, tu presencia, y el mensaje del que eres portador, ha cerrado un círculo de mi vida, abierto más de cuarenta años atrás, y me ha devuelto la fe en los ideales de la Orden Negra! ¡Por ello, nunca dejaré de agradecerte!
–Calma tío Kurt, calma –supliqué–. No es a mí a quien debes agradecer sino a los Dioses, a esos misteriosos hermanos de Raza que nos han guiado hacia la triple coincidencia entre Belicena Villca, tú y Yo. Es claro que todos nosotros participamos de una misma historia, desempeñamos papeles en un mismo libreto, somos personajes de un mismo argumento. Debes terminar de contarme tu vida para intentar, después, planear la forma actual de nuestros movimientos, para ajustarnos a la Gran Estrategia de los Dioses, que sin dudas esperan algo de nosotros y por eso nos han reunido, en fin, para no cometer errores irreparables.
–Tienes razón, neffe. Pero proseguiremos mañana, pues el tiempo se ha pasado sin notarlo y ya son las 2 de la madrugada. Sólo agregaré algo sobre la extraña referencia que hiciera Tarstein de la “locura” mística de Rudolph Hess. Te adelanto que, en efecto, cuando mi taufpate decide realizar su histórico vuelo y lanzarse con paracaídas en Inglaterra, su acto no puede más que calificarse de “locura”. Esto desde el punto de vista político, y aún estratégico militar. Pero diferente será la opinión de quien observe los hechos con perspectiva esotérica e iniciática. Porque la “locura” de Rudolph es análoga a la locura de Belicena Villca cuando decide desarrollar una táctica de distracción para posibilitar los movimientos de su hijo Noyo: ella sabía perfectamente que su acto era arriesgadísimo, que atraería la persecución de los Golen y estos ­acabarían por capturarla y ejecutarla: lo sabía y sin embargo no vaciló en actuar, en sacrificar su vida, para que triunfase la Estrategia de los Dioses Leales. Del mismo modo, Rudolph se entrega a los Golen Druidas de la Orden Golden Dawn, es decir, a su representante, el Golen Duque de Hamilton, pues se propone distraer al Enemigo para favorecer los movimientos del Führer. ¿Qué ganaría el Führer luego de la “locura” de Rudolph Hess? Pues, un objetivo humanamente invalorable: después de la “captura” de Rudolph Hess, los Druidas no podrían ya “abrir” una Puerta hacia Shambalá en Inglaterra, quedarían aislados de las Moradas de los Dioses Traidores y de la Fraternidad Blanca, y sólo desde Asia podrían reestablecer ese contacto.
–Te preguntarás por qué se produjo tal efecto, en virtud de qué Poder consiguió Rudolph ese milagro, y te anticiparé que ello ocurrió por su sola presencia, gracias al Signo del Origen que él, al igual que tú y Yo, ostentaba sin advertirlo. Así fue, neffe; y más adelante te narraré con detalles la verdadera operación esotérica que significó el viaje de Rudolph a Inglaterra, hecho que ha sido estúpidamente interpretado después de la guerra. Pero mucho antes, mañana tal vez, conocerás la Doctrina que sustentaba la Orden Negra sobre el Poder del Signo del Origen.

Nos retiramos a nuestros cuartos en el mayor silencio, cada uno inmerso en sus propios pensamientos. Yo, desde luego, no salía del asombro al comprobar en qué forma perfecta encajaban las historias de Belicena Villca y tío Kurt. Y no dejaba de preguntarme cómo terminaría aquella aventura, ahora que indudablemente contaría con el apoyo de tío Kurt para buscar al hijo de Belicena Villca.