Vigesimosexto
Día
Dr. Siegnagel, habrá de convenir
conmigo en que los Imortales casi habían ejecutado con éxito la sentencia de
exterminio contra la Casa
de Tharsis. Por lo menos así lo creían Bera y Birsa, quienes se jactaban de
ello frente a los Golen y Rabinos.
Aún se hallaban en la Cueva de Odiel. El lago
rebosante de betún, todavía burbujeaba despidiendo nauseabundos olores. En
primer lugar, se destacaba la fiera figura de Bera, el Inmortal a quien los
Golen denominaban Bafoel y los
Templarios Bafomet, e idealizaban
como expresión del perfecto andrógino.
Sin soltar el Dorché, dijo en excelente latín:
–Al fin se ha extinguido el linaje
maldito de Tharsis. Ello alegrará al Supremo Sacerdote.
–Habéis contemplado un gran prodigio,
habéis visto en acción el Poder de YHVH
Sebaoth –afirmó Birsa en el mismo idioma.
–¿Es esa, por ventura, la Muerte del Cuerpo? –se
atrevió a interrogar el Abad de Claraval.
–El asfalto, el betún, la Muerte , y la Peste , son la misma cosa,
somos Nos –respondió Bera con seguridad.
–¿Reconocéis esta substancia?
–interrogó a su vez Birsa, dirigiéndose al Rabino Nasi.
–Sí, afirmó éste. Es “betún de Judea”, el mismo que
contamina el lago Asfaltitis, al que
nosotros denominamos Mar Muerto.
Los Golen y los Rabinos sabían que
Bera y Birsa habían sido los últimos Reyes de Sodoma y Gomorra. Y sabían
también cómo habían alcanzado tan alta jerarquía en la Fraternidad Blanca :
durante su reinado, en un momento de maravillosa iluminación, Ellos
descubrieron el Secreto del Supremo Holocausto de Fuego. Después cayó el Fuego
del Cielo que calcinó a aquellos pueblos y Bera y Birsa partieron hacia Chang
Shambalá, una de las Mansiones de Jehová Satanás y sus Ministros, los Seraphim
Nephilim. Así, pues, mucho antes que Israel existiese, cuando su simiente aún
estaba en Abram y nadie sacrificaba al Dios Uno, Ellos fueron capaces de
ofrecer a sus respectivos pueblos en holocausto para la Gloria de Jehová Satanás.
El betún de Judea, evidente residuo de la aniquilación de sus pueblos, advino
por Ellos a la región del Mar Muerto. Pero tal Sacrificio les valió el ser
recibidos por Melquisedec, el Supremo Sacerdote de la Fraternidad Blanca ,
quien los consagró en el Más Alto Grado de su Orden. ¿Qué Sacerdote del Pacto
Cultural no querría imitar a Bera y Birsa? –Oh; pensaban los cuatro presentes,
¿qué no daría un Sacerdote por disponer algún día de un pueblo entero para
sacrificar, como habían hecho sin dudar Bera y Birsa? ¡Ese sería un Holocausto
digno de Jehová Satanás!
–¿Cuál es la Maldición de Jehová
Satanás para quien no cumple la
Ley ? –preguntó ahora Bera al Rabino Benjamín.
–“Soltaré contra vosotros bestias
salvajes. Os castigaré siete veces por vuestros pecados. Traeré sobre vosotros
la espada; os refugiaréis en vuestras ciudades, pero Yo enviaré la Peste
en medio de vosotros. Y os retiraré el sustento del pan”, –sintetizó Benjamín,
repitiendo a Isaías.
–¡Así está Escrito! –confirmó con
ferocidad Birsa–. ¡Ese sería el castigo para nuestra debilidad pero también
puede ser nuestra Fuerza! Debéis reflexionar sobre ello como hicimos Bera y Yo
hace milenios, cuando aún la Ley
no estaba Escrita en la forma que la habéis expresado. Entonces fuimos capaces
de comprender el Secreto del Supremo Holocausto y de llevarlo a cabo en Sodoma
y Gomorra: por eso, y por la
Voluntad de Jehová Dios, ahora Nosotros somos la Peste.
Debéis reflexionar sobre la Maldición con serenidad,
os aconsejamos. Porque solamente quienes tengan la calma para contemplar el
Principio y el Fin del Tiempo podrán comprender el Secreto del Supremo
Holocausto de Fuego, el Final de la Humanidad. Mas el premio de ese conocimiento
significa la inmortalidad del Alma, el Alto Sacerdocio, y los Poderes que nos
habéis visto aplicar. Reflexionad sobre ello, Sacerdotes: Nosotros seis somos la Manifestación de
Jehová y no debemos faltar a la
Ley. ¡Pero podemos inducir a los Gentiles a que lo hagan para
que la Maldición
los alcance, para que la Peste se instale
entre ellos: entonces será posible el Supremo Holocausto de Fuego!
–¡¿En qué consiste?! –rugió el Abad de
Claraval sin poderse contener.
–Allí está la respuesta –dijo Bera,
señalando con el Dorché el lago de betún–. Pero esto sólo lo comprenderá quien
entienda que la nuestra es una guerra
entre la Piedra
y la Lejía. La Piedra, puesta al Principio del Tiempo, es el Enemigo; y la Humanidad , puesta al
Final del Tiempo, es la Lejía ,
el Supremo Holocausto, la
Purificación por el Fuego Caliente que exige el Sacerdocio de
Melquisedec.
No obstante la insistencia de los
Inmortales, ninguno de los cuatro comprendió que acababan de revelarles el
Secreto del Supremo Holocausto. Lo de la guerra entre la Piedra y la Lejía se les antojaba harto
misterioso. Sólo Nasi atinó a preguntar:
–¿Os referís a la Muerte del Juicio Final, la Muerte Ardiente de
los Condenados?
–¡No! Está Escrito que la carne no
morirá realmente, aunque el cuerpo se desintegre en la tumba, pues todos los
hombres resucitarán para ser juzgados de acuerdo a sus pecados. Ello será
posible porque el hombre existe en muchos mundos a la vez, mundos que han sido
y mundos que no han sido: en algunos de tales mundos aún está vivo y en otros
puede que haya perecido; pero de esos mundos será extraído el cuerpo que vivirá
nuevamente, quizá por mil años, quizá por mucho más; unos serán condenados, sí,
y morirán definitivamente; pero otros vivirán de nuevo sobre la Tierra. No es,
entonces, a esa Muerte a la que nos referimos. En verdad hablamos de algo muy
posterior y concluyente: de la extinción
de la conciencia humana. El Final de la Humanidad llegará cuando
el Fuego Caliente abrase todos los mundos donde existe el hombre, y el Alma del
hombre, y sólo quede la Lejía
por testigo. En ese momento nosotros, la Manifestación de
Jehová Satanás, habremos alcanzado la Perfección del Alma, la Divina Finalidad
proyectada desde el Principio. Pero no así los Gentiles, que ya no tendrán
razón para existir en los mundos, pues el objeto de su creación fue favorecer
nuestra perfección: será la Voluntad del Altísimo que
sus cenizas cubran la Tierra
para que el Agua Salada del Cielo las convierta en ríos de Lejía. ¡Oíd
bien, Sacerdotes del Altísimo: cuanto antes se calcine a la Humanidad , antes se
acercará la Perfección
para vosotros! ¡Convertid al hombre en Lejía y consumaréis el Supremo
Holocausto que espera el Creador al Final del Tiempo! –explicó Bera, haciendo
gala de notable paciencia.
Y continuó hablando, pues los cuatro
Sacerdotes habían enmudecido. –Es la
Fe en la
Perfección Final que alcanzarán los creyentes en Jehová
Satanás mediante el Sacerdocio de Su Culto, la que obrará los milagros más
grandes. Si sois capaces de ver el Final habréis adelantado el Final, la Perfección estará en
vosotros y el momento del Supremo Holocausto habrá llegado: vuestra Fe
inquebrantable en la
Perfección Final , y la Comprensión del Final, traerá al Presente el
Fuego Caliente del Final, que calcinará al hombre imperfecto; y sobre sus
cenizas lloverá luego el Agua y la
Sal del Creador; y el
Signo Abominable que está en la
Piedra de Fuego será lavado con Lejía. Así ocurrió en
Sodoma, en Gomorra, y en otras diez ciudades del Valle de Sidim, cuando Birsa y
Yo alcanzamos la
Perfección Final y
establecimos la diferencia con la imperfección de sus pueblos, logrando que
exhibieran públicamente su propia degradación: entonces descendió la Shekhinah
de Dios, y los Angeles de Dios, y
cayó el Fuego del Cielo que redujo a cenizas a aquellos pueblos insensatos; y
cayó después el Agua y la Sal
de Dios; y surgió el Lago Asfaltitis, el Mar del Betún de Judea, el Mar Muerto;
en verdad, el Mar de la Lejía.
Aquel fue,
Sacerdotes, nuestro Holocausto a Jehová Dios. Pero aquel Mar de Lejía no
alcanzó para lavar el Signo de la
Piedra : esa misión le está reservada al Pueblo Elegido de
Jehová Satanás, a la Raza
Sagrada de El; cuando Ellos sean entronizados sobre todos los
pueblos gentiles de la Tierra ,
cuando la Humanidad
entera esté sujeta a su Gobierno Mundial, entonces habrá llegado el momento del
Supremo Holocausto. ¡Para eso debéis trabajar sin descanso, con la Fe puesta en la Perfección Final ,
y el esfuerzo aplicado a conseguir la Sinarquía Universal
del Pueblo Elegido! ¡Sólo el Supremo Holocausto de toda la Humanidad por los Sacerdotes
del Pueblo Elegido producirá la lejía que lavará el Signo Abominable en la Piedra de Fuego!
¡Todos nuestros partidarios, los
Grandes Sacerdotes, conocen este Secreto y han consagrado a sus pueblos con la Señal de la Ceniza ! ¡Hasta los
Sacerdotes Brahmanes han ungido a los arios con la Señal de la Ceniza , procurando cubrir
el Signo Abominable y aguardando que la Gracia del Cielo les conceda el agua que forme la
lejía y lave la Piedra
de Fuego! ¡Por eso la ceniza ha sido siempre señal de dolor y aflicción, signo del arrepentimiento y de la
penitencia: el hombre ungido con ceniza es quien pide misericordia Divina,
quien se arrodilla ante el Creador y solicita Perdón por sus pecados,
especialmente el más grande pecado, el de Ser Yo frente a el Uno que es todo,
pecado que sólo se puede lavar con lejía! ¡Los miembros del Pueblo Elegido
untan sus cabezas con ceniza en señal de penitencia, pero los Sacerdotes del
Cordero agregan agua bendita a la ceniza para crear la lejía del perdón de
Jehová. Mas nada salvará al hombre del Holocausto de Fuego y de la Ceniza y la Lejía del Juicio Final!
¡Jehová advirtió hace milenios contra los falsos Sacerdotes que emplean la
ceniza del incienso para otorgar un falso perdón: sólo la ceniza humana constituye la lejía que lava la Señal Abominable.
Y Jehová prometió convertir en ceniza a los falsos Sacerdotes que no respeten
el necesario Holocausto de Fuego! ¡Repetid, Cohens de Israel, las palabras
de Jehová!
El Rabino Benjamín repitió en el acto.
–“Un Profeta llegó de Judá a Betel,
por mandato de Jehová, cuando Yeroboan estaba de pie junto al altar para quemar
incienso, y empezó a gritar contra el altar, por mandato de Jehová, diciendo:
¡Altar! ¡altar! Así habla Jehová: Nacerá en la Casa de David un hijo que se llamará Yosías. Este
sacrificará sobre ti a los falsos Sacerdotes de los lugares altos, a los que
queman incienso sobre ti. Sobre ti, altar, quemará huesos humanos, y los huesos
de los falsos Sacerdotes. Y dio aquel mismo día una señal, diciendo: Esta es la
señal de que es Jehová quien habla: el altar se romperá, y se derramará la
ceniza que hay en él” [I Reyes, 13,1].
–¡Así está escrito! ¡Sólo de ceniza
humana se compone la lejía que reclama la Justicia de Jehová! ¡Y esa es la ceniza de la
verdadera penitencia, la que emplea Job cuando confiesa sus culpas ante Jehová!
No
necesitó más que un gesto, Benjamín para aclarar la cita:
–“Respondió entonces Job a Jehová:
Reconozco que todo lo puedes y que nada te resulta irrealizable, Soy Yo el que oscurece tus planes con
razones vacías de sentido. Sí; he hablado de lo que no entendía, de maravillas
que me superan y que ignoro. Escúchame, permíteme que hable; Yo te preguntaré,
y tú me enseñarás. Tan solo de oídas te conocía Yo, pero ahora mis ojos te ven.
Por eso me reconozco culpable, me
arrepiento en el polvo y la ceniza” [Job,
42].
–¡La Vaca Roja es el Símbolo
de la Humanidad
consagrada a Jehová para el
Sacrificio Ritual de la ceniza y la lejía, para la elaboración del agua
lustral! ¡Jehová habló a Moisés y al Supremo Sacerdote Aarón y les impuso del
deber de sacrificar la Vaca
Roja de la
Humanidad para purificar al Pueblo Elegido, deber que sería
ley perpetua de Israel! ¡Recordadlo, Cohen!
–“Habló Jehová a Moisés y Aarón
diciéndoles: El que haya quemado la Vaca Roja lavará sus
vestidos, bañará su cuerpo con agua y será impuro hasta la tarde. Un israelita
puro recogerá las cenizas de la Vaca Roja y las
depositará fuera del campamento en un lugar puro; y estarán a disposición de
los hijos de Israel para preparar el agua lustral. Es un sacrificio por el pecado. El que recogió las cenizas de la Vaca Roja lavará sus
vestidos y permanecerá impuro hasta la tarde. Será ésta una ley perpetua para
los hijos de Israel y para el extranjero que mora entre ellos” [Números 19,9]. –Recordó sin error
Benjamín.
–¡Y con esa agua lustral, lejía
sagrada surgida de la ceniza de la
Vaca Roja de la
Humanidad , Jehová instituyó el Ritual de la Purificación del
Pueblo Elegido! ¡Reproducid el Ritual, Cohen!
–“Habló Jehová a Moisés y Aarón
diciéndoles: Para el israelita impuro se
tomará ceniza de la víctima quemada en el sacrificio por el pecado, y se
verterá sobre ella agua viva dentro de una vasija. Un israelita puro tomará un
isopo, lo sumergirá en el agua lustral y rociará el Santuario de Jehová y todos
los muebles y personas que allí hubiere” [Números
19,11]. –Declamó Benjamín sin dudar.
–¿Y cómo se purifica luego Tamar, a
quien había violado su hermano Amnón?
–“Tamar se echó ceniza sobre su cabeza”
[II Samuel 13,19] –se apresuró a
replicar Benjamín.
–¡Sólo la lejía lavará el Signo
Abominable! ¡Para ese pecado no hay perdón ni redención posible fuera de la
lejía: no bastan el arrepentimiento y la penitencia o la mortificación del
traje de cilicio! ¡Sólo después de la asperción con agua lustral, sobre la ceniza,
se pondrá el penitente el traje de cilicio! ¡Tal como hizo el Pueblo Elegido al
ser atacado por el asirio Holofernes, cuya cabeza fue cortada por la Divina Judit !
Benjamín refirió la cita:
–“Todos los israelitas invocaron con
fervor a Jehová y se humillaron muy rendidamente ante él. Y todos los hombres
de Israel y las mujeres y los niños, los que habitaban en Jerusalén, se
postraron ante el santuario, cubrieron
de ceniza sus cabezas, y se presentaron con cilicios ante el Señor. Incluso
el Altar lo cubrieron de cenizas, y clamaron todos a una con fervor a Jehová” [Judit, 4,9].
–¡Ahora comprenderéis el significado
de esta ley antigua! ¡Los Sabios de Sión,
dijo Jeremías, han cubierto su cabeza de ceniza como signo de penitencia! ¡Y
luego, el Profeta, con palabras de Jehová, habla a su Esposa, Israel Shekinah,
y le advierte que no será fácil quitarse la mancha de la Infidelidad !
Muy presto, Benjamín recitó la
metáfora de Jeremías:
–“La palabra de Jehová me fue dirigida
en estos términos. Ve y grita a los oídos de Jerusalén lo siguiente: Desde
antiguo quebraste tu yugo, tus coyundas has roto, diciendo: No quiero servir,
cuando sobre toda colina elevada y bajo todo árbol frondoso te echabas como
prostituta. Yo te había plantado como cepa escogida, toda ella de semilla
genuina. ¿Cómo, pues, para mí te has cambiado en sarmientos silvestres de viña
bastarda? Aunque te laves con nitro, y
te eches cantidad de lejía, tu culpa sigue sucia ante mí –Oráculo de Jehová
Sebahoth”– [Jeremías 2,20].
–¡El Cordero también ordenó al Pueblo
Elegido arrepentirse en la ceniza y el cilicio, pero los Gentiles tomaron la
prevención al pie de la letra y han supuesto que es sumamente sencillo quitarse
la Señal Abominable ;
mas, para su impureza, no habrá otra purificación que convertir a esos pueblos
en lejía, como hicimos nosotros para lavar la mancha de Sodoma y de Gomorra!
¡Eso también lo predijo el Cordero! ¡Repetid, Sacerdote del Cordero!:
–“¡Ay de ti, Corazaín! ¡Ay de ti,
Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los mismos
milagros que en vosotras, ya hace tiempo
que, cubiertas de cilicio y en ceniza, se habrían convertido. Por eso, os
digo: En el día del Juicio Final habrá
menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti” [Mateo,11,21].
–¡Pero una vez sacrificado el Cordero,
sus mismos discípulos se arrepienten en el agua lustral!
–Sí, –afirmó el Abad de Claraval–.
Durante la Cuaresma ,
antes de la Resurrección ,
los penitentes reciben la ceniza, y el agua bendita, y se arrepienten de sus
pecados, se confiesan, y esperan la salvación en el Juicio Final, pero ellos no
entienden que el Signo Abominable no puede ser lavado de ese modo, a pesar que
el Sacerdote les dice “acuérdate de que
eres polvo, y en polvo te vas a convertir”.
Aquí calló Bera, pero Birsa agregó: –¡El
momento del triunfo de lo Creado sobre lo Increado, del Ser sobre la Nada , de la Luz sobre las Tinieblas del
Alma, está cerca! ¡Pronto la
Sinarquía será una realidad y la Humanidad quedará de
rodillas ante el Poder del Pueblo Elegido! Habrá llegado entonces el tiempo de
ablandar al hombre para obligarlo a exhibir su imperfección y su bestialidad,
aquella maldad primordial que atesora en el fondo de su Alma. Será el tiempo de reemplazar a la Serpiente del Paraíso
por el Dragón de Sodoma. ¡Recordad
Sacerdotes que la Tentación
de la Serpiente
hunde al hombre en el pecado pero deja intacta su función viril; y que el
hombre viril siempre puede elevarse de la miseria moral mediante la guerra y el
heroísmo, y caer en poder de los Enemigos de la Creación ! El hombre
viril, el Guerrero, el Héroe, retrasará la concreción del Holocausto Final: y
no bastarán para impedirlo, la masificación e igualación de la Humanidad a que la
someterá la Sinarquía
del Pueblo Elegido, y los vicios y perversiones que en ella prosperarán por
causa de la Tentación
de la Serpiente ,
si el hombre conserva su virilidad y logra convertirse en Guerrero y en Héroe,
si dispone de voluntad para rebelarse a los planes de la Fraternidad Blanca ,
que es la Jerarquía
de Jehová Elohim.
¡La Tentación de la Serpiente del Paraíso
nada puede contra esa luciférica determinación de Ser y Existir más allá de los
Seres Creados por El Dios Uno: sólo el Dragón
de Sodoma tiene el Poder de quitar al
hombre su virilidad; y sólo Nosotros, la Peste , sabemos convocarlo! ¡Responded,
Cohens: ¿cuál es el Emblema de Israel?!
Frente a la inesperada pregunta,
Benjamín se apresuró a responder:
–Escrito está, por los Profetas, que
el Emblema de Israel es la Paloma. “En pos de
Jehová marcharán los Hijos de Israel: El rugirá como un León, y ellos vendrán
como una Paloma”, dijo Oseas [Os. 7 y 11] pues Jehová había
ordenado, por boca de Jeremías: “Israel, sed como la Paloma
que anida en el borde del abismo” [Jer.
48].
Prosiguió Birsa, satisfecho con la
respuesta de Benjamín:
–¡No olvidéis jamás, Sacerdotes, que
el Emblema de Israel es la
Paloma , porque ese símbolo señalará el Final de los Tiempos!
Dije antes que el momento del triunfo está cerca, que la Sinarquía del Pueblo
Elegido pronto será instaurada: entonces el Emblema de Israel será impuesto a
los hombres y habrá llegado la oportunidad de Nuestra intervención. Así se hará
pues así lo ha decidido la Fraternidad Blanca y lo ha aprobado Melquisedec,
el Supremo Sacerdote: en todo el mundo, miles y miles de Sacerdotes, y
partidarios de la Causa
de Israel, se embanderarán con su Emblema; sólo los hombres viriles se
resistirán y buscarán escapar a la masificación social por medio de la rebelión
y la guerra: tratarán de fundar un Nuevo Orden Moral basado en la Aristocracia de la Sangre , pero serán ahogados
en su propia sangre; y Nosotros responderemos al clamor de los que llevan por
señal el Emblema de Israel; y soltaremos entre los hombres al Dragón de Sodoma; y el hombre perderá
su virilidad y se ablandará, se tornará como
mujer; aún cuando pueda procrear, su voluntad de luchar será debilitada por
un afeminamiento creciente que se extenderá a toda la Humanidad ; perplejos,
muchos confundirán la moral sodomita con un producto de la alta civilización,
pero en verdad sucederá que el Corazón dominará a la Mente y enervará a la Voluntad ; al Final, todos
acabarán aceptando el modo de vida sinárquico; y el hombre sustituirá al Aguila
por la Paloma ,
a la Guerra
por la Paz , al
Riesgo heroico por la
Comodidad pasiva. ¡Pero esa Paz de la Paloma , que disfrutarán con
la Sinarquía
del Pueblo Elegido, será el camino más corto hacia el Holocausto Final en el
que serán sacrificados a Jehová Satanás, hacia el Océano de Lejía en el que
serán convertidos para lavar la Señal Abominable en la Piedra de Fuego! ¡Esta es
la “Peste” que la Maldición
del Altísimo compromete para los que queden fuera de la Ley !
De inmediato, como si sus mentes
estuviesen extrañamente sincronizadas, retomó la palabra Bera:
–¡Sí, Sacerdotes! ¡Que sobrevenga la Sinarquía del Pueblo
Elegido, que la Humanidad
se embandere con el Emblema de la
Paloma , y Nosotros regresaremos a traer la Peste de la Muerte Final , el
Fuego Caliente y el Agua y la Sal
del Cielo! ¡Pero seremos precedidos por el
Dragón de Sodoma, el Heraldo que anunciará nuestra llegada! Vosotros habéis
visto los extremos del proceso en esta Cueva: la sangre, degradada con el agua,
y el agua, transformada en sangre; y tras el lago de sangre, la Peste
de la Muerte Final ,
el betún de Judea, la Lejía
negra.
¡Decid, Sacerdotes de Israel!: ¿Cuál
fue la primer plaga que Jehová envió
a Egipto para imponer la Causa
de Israel?
–¡El agua se transformó en sangre!
–afirmó Benjamín.
–¿Y cuál fue la última plaga, con la que se aseguró el triunfo del Pueblo Elegido?
–¡La Peste
en medio de los Gentiles! ¡La
Peste ofrendó la vida de los Gentiles a Jehová como
holocausto por la próxima Gloria de Israel! ¡Sólo los que estaban manchados con
la Sangre del
Cordero no fueron tocados por la
Peste !
–¡Y ahora responded vosotros,
Sacerdotes del Cordero!: ¿Cuál será la plaga que traerá el Tercer Jinete, al
Final de los Tiempos?
–¡El agua se transformará en Sangre!
–respondió al instante el Abad de Claraval.
–¿Y cuál, la plaga del Cuarto Jinete?
–¡La Peste
en medio de los Gentiles! ¡El Fuego Caliente los abrasará y la Peste ofrendará sus vidas
como holocausto a Jehová por la próxima Gloria del Nuevo Israel y el
advenimiento de la
Nueva Jerusalén ! ¡Sólo quienes tengan la sangre del Cordero y
ostenten el símbolo de la
Paloma no serán tocados por la Peste !
–¿Y qué vendrá después de la Peste , cuál será la última plaga?
–¡La destrucción completa y total de la Humanidad en un Mar de
Azufre y Fuego! ¡Sólo el Nuevo Israel y la Jerusalén Celeste
sobrevivirán al Supremo Holocausto Final! –sostuvo categóricamente el Abad de
Claraval, indudablemente inspirado por el discurso de los Inmortales.
Bera aclaró el significado que se
debía atribuir a aquellas respuestas extraídas del Apocalipsis de San Juan.
–Reflexionad, Sacerdotes, sobre esas
Profecías y lo que nos habéis visto hacer en esta Cueva: de allí surgirá el
Secreto del Supremo Holocausto. El Agua, la Sangre , el Fuego Caliente, la Muerte , la Lejía , la Peste ,
Nosotros: he aquí el Misterio. De cómo la Maldición de Jehová Dios, que es nuestra
debilidad, puede ser nuestra Fuerza. Así fue y así será. ¡Si nos habéis
comprendido haréis Vuestras las palabras con que Jeremías condena a quienes se
apartan de la Ley :
ellas representan nuestra Fuerza
sobre los Gentiles!
–“Dijo Jehová; a quienes queden fuera
de la Ley les
tocará: el cautiverio, el hambre, la espada, la Peste ”
[Jer. 15]. –El Rostro del Rabino
Benjamín resplandecía al repetir las cuatro formas de la Maldición de Jehová,
pues ahora encontraba llenas de nuevo sentido las palabras del Profeta.
–Y sabréis entonces –prosiguió imperturbable
Bera– cuál es en verdad nuestra
debilidad, Misterio que los Gentiles jamás deben comprender.
Y agregó Benjamín las palabras
siguientes de Jeremías:
–“Advirtió Jehová al pueblo de Israel
sobre cuatro clases de males, frente a los cuales serían débiles: Cuidaos de la
Espada , porque Ella os puede Matar; Cuidaos de los Perros,
porque Ellos os pueden despedazar; Cuidaos de las Aves del Cielo, porque Ellas
os pueden devorar; Cuidaos de las Fieras, porque Ellas os aniquilarán” [Jer. 15].
–¡Así está escrito! –Aprobó Bera.
–Y contra esa debilidad poseemos
cuatro remedios, que los Gentiles jamás deben conocer –completó Birsa:
Contra la Espada , la
Paz del Oro
Contra los Perros, la Ilusión de la Rabia
Contra las Aves, la Ilusión de la Tierra
Contra las Fieras, la Ilusión del Cielo.
Aquello era más que misterioso, y los
Sacerdotes quedaron momentáneamente sumidos en profundas reflexiones. El Gran
Maestre del Temple, empero, que hasta entonces había permanecido callado,
pensaba en otra cosa:
–¡Oh, Tzadikim! –dijo–. Vuestras explicaciones constituyen la Luz más Brillante para nuestro
entendimiento y mucho estamos agradecidos por el privilegio de oírlas. No
quisiera abusar del favor que nos habéis dispensado, solicitando aclaraciones
que quizá no debéis dar; pero no puedo dejar de manifestar que nuestro corazón
se vería colmado de alegría si nos pudieseis hablar algo más acerca de la Piedra de Fuego.
–Decís bien, Sacerdote; la Piedra de Fuego encierra un
Misterio muy grande. Os hablaremos de él, pero seremos breves, pues ya es hora de regresar a Oriente.
–Era evidente que Birsa se expresaba en una clave alegórica, puesto que los
Inmortales no partirían hasta el día siguiente–. Pero antes de irnos os
hablaremos también de vuestra próxima misión, ahora que la Simiente Maldita
de Tharsis ha muerto, y será provechoso hacerlo en el marco de ese Misterio.
¿Habéis traído el libro que os solicitamos?
–Tal como lo pedisteis, el libro ha
sido trasladado hasta aquí –afirmó el Abad de Claraval–. Se encuentra en la
biblioteca del Castillo, bajo custodia permanente de tres Caballeros, quienes
matarán a cualquiera que intente acercarse a él. También trajimos de Claraval
un maestro escultor clarividente, que aguarda en su celda nuestra llamada.
–¡Subamos, entonces, a la biblioteca!
–ordenó Bera, mientras ocultaba el temible Dorché bajo su túnica.
Ascendieron por la puerta trampa que
conducía a la Iglesia
de Nuestra Señora del Mayor Dolor y momentos después se encontraron los seis en
una sala cuyo mobiliario consistía de estantes y mesas cubiertos de libros y
rollos; varios atriles exhibían, abiertos, algunos libros enormes, de hojas
exquisitamente ilustradas por los monjes benedictinos y construidos con tapas
incrustadas de oro y plata. De un arcón reforzado con herrajes remachados y
voluminosa cerradura, el Abad de Claraval extrajo el Sepher Icheh y lo depositó en una mesa mayor, con doble plano
inclinado pero bien iluminada por un candelabro central. A una seña de Birsa,
los cuatro Sacerdotes se sentaron frente al libro, en tanto que los Inmortales
permanecían de pie, uno en cada extremo del grupo.
–¡Abridlo en la página 12, Lamed! –demandó Birsa.
El libro sólo contenía imágenes, es
decir, carecía de texto alguno, salvo las palabras distribuidas en los dibujos.
En la página solicitada quedó expuesta la representación de los diez Sephiroth
del Creador Uno en forma de Arbor
Philosóphica. Todos estaban pendientes de Bera, quien de inmediato tomó la
palabra.