LIBRO SEGUNDO - DIA 31


Trigesimoprimer Día


Todo esto, vosotros lo conocéis bien –agregó Bera, que era quien estaba describiendo el dibujo del Sepher Icheh– pero he repetido lo esencial para evitar malentendidos, pues enseguida explicaremos el Misterio de la Piedra de Fuego. Semejante explicación, que fue a Nos solicitada por el Gran Maestre del Temple, requiere la comprensión previa y exacta de la Obra de El Uno, de la Creación de YHVH, de Su Manifestación en lo Creado como Arbol Rimmón de los Principios inmanentes y absolutos, de su triple principio de la acción inmanente, Shekhinah, Avir, Metatrón.
Suspiró, aliviado, el Gran Maestre, quien ya temía que la explicación pedida no llegase nunca.
–Observad las raíces del Granado de la Vida: surgen del décimo Sephiroth, el Reino, que lleva en su tronco el Signo de la Almendra. Como el candelabro Menorah, las raíces son siete y culminan en los cálices de la flor de Almendra, donde se asoman al Mundo terrestre los Ojos de YHVH, los Ojos que nunca duermen, los Ojos que lo ven todo, los Ojos que viera el Profeta Zacarías. Estas raíces ópticas del Arbol de YHVH representan a Israel Shekhinah, al Pueblo Elegido, siendo Uno con El Uno, es decir, muestran la concreción del Plan, muestran al Pueblo Elegido ejerciendo el Gobierno Mundial en Nombre de El Uno: en verdad, será el inefable Uno quien se mostrará en la Shekhinah de Israel al Final del Tiempo.
–Dijo el Profeta: –prosiguió Birsa– “Así dice YHVH: el Cielo es mi Trono, y la Tierra la Piedra de Fuego bajo mis pies”. YHVH descansa, pues, sus pies, las raíces del Arbol Rimmón, sobre una Piedra de Fuego que no es otra más que el Alma del Messiah, manifestada en la Shekhinah: esa Piedra terrestre, es la réplica de Metatrón, el Hombre Celeste, Arquetipo de todos los hombres de barro caliente. Porque esa Piedra de Fuego, que estaba desde el Principio de la Creación, pero que no fue empleada por los Constructores, encajará con justeza al Final del Tiempo, cuando el Tiempo sea terminado y se constituya en Piedra Angular, Clave de Bóveda de todo el edificio:La Piedra que el Cantero desechara, se ha tornado Piedra Angular” [Salmo, 118,22]. ¿Y dónde se asienta esa Piedra de Fuego, el Alma del Messiah, Metatrón, que es modelo de todos los hombres de barro caliente? Según el Profeta: “Por eso, dice Adonai YHVH: Aquí estoy Yo poniendo en Sión el cimiento de una Piedra, una piedra probada, angular, preciosa, fundamental, cimentada; quien crea, no se moverá de aquel cimiento” [Isaías, 28,16]. Los hombres mortales, Piedras de Barro, serían al Final como la Piedra de Fuego, como Metatrón, el Hombre Celeste; serían así cuando el Templo estuviese listo, y cada uno ocupase su lugar en la construcción, de acuerdo al modelo del Messiah; serían así en los días en que el Reino de YHVH se concretase en la Tierra; y reinase el Rey Messiah; y la Shekhinah se manifestase como el Pueblo Elegido. Porque sólo para Israel ha creado YHVH el Reino y el Rey: ningún pueblo Gentil ha sido nunca un verdadero Reino, aunque lo haya parecido, ni ha existido un verdadero Rey, fuera del Pueblo Elegido: por eso el Nombre Melquisedec, del Supremo Sacerdote de nuestra Orden, significa en realidad “El que destrona a los Reyes” y no “El Rey de Sedec” como hemos  hecho creer a los Gentiles. Melquisedec, y los que pertenecemos a su Orden, hemos de destruir todo falso Reino y todo falso Rey antes de que se reproduzca en la Tierra el verdadero Reino de YHVH, Malkhouth, con el Gobierno Mundial del Pueblo Elegido.
Sin embargo, Sacerdotes, el Plan de Dios ha sido trastornado y ahora será necesario sacrificar a los hombres de barro en un Holocausto de Fuego, al Final del Tiempo, justamente cuando el Templo esté levantado y el Reino se realice en la Shekhinah de Israel: como Os aseguramos, la Piedra de Fuego deberá ser lavada con lejía para borrar su Señal Abominable. La Piedra de Fuego, que era un Arquetipo Puro al Principio del Tiempo, se multiplicó, sin perder su singularidad en El Uno que caracteriza a todos los Sephiroth: y cada Piedra de Fuego, idéntica a la del Principio, era un Alma que alcanzaría la perfección al Final, al ser como todas Una con El Uno; el hombre de barro llegaría así a ser Piedra de Fuego, semejante a Metatrón: para ello sólo debería cumplir la Ley y desplazarse en el Tiempo hacia el Final, donde estaba la Perfección. Pero he aquí que Ellos, los Seraphim Nephilim, creadores de la Fraternidad Blanca, grabaron el Signo Abominable en la Piedra de Fuego sobre la que cada Alma de los hombres de barro se asienta. Y el Signo Abominable enfrió la Piedra de Fuego, Aben Esch, y la quitó del Final. Entonces, Sacerdotes, la Piedra que debe ser lavada con lejía al Final, es la Piedra Fría que no tendría que estar donde está, porque no fue puesta al Principio por el Creador Uno.
Piedra Maldita, Piedra de Escándalo, Semilla de Piedra: Ellos la plantaron después del Principio en el Alma del hombre de barro y ahora se halla en el Principio. El Tiempo es el constante fluir de la Conciencia de El Uno: entre el Principio y el Final del Tiempo está la Creación; y al Final del Tiempo está la Perfección del Alma como Piedra de Fuego. Es la Voluntad de YHVH que el Alma alcance la Perfección Final según el modelo de Metatrón. Pero ahora el Alma no puede ver a la Piedra Fría que lleva hundida en su seno. No la percibe hasta que ella se atraviesa en su camino y se convierte en Piedra de Tropiezo para el Alma, en Obstáculo Insalvable para alcanzar el Bien de la Perfección Final. Sin la Semilla de Piedra en el Alma del hombre de barro no habría habido Mal ni Odio hacia la Creación, la evolución se hubiese realizado por la Fuerza del Amor al creador, la Perfección Final hubiera estado asegurada para toda Alma Creada: ahora ese Plan de YHVH será imposible de cumplir, y el Juicio Din del Anciano de los Días determina que sólo quienes alcancen el Bien de la Perfección Final, en cualquier Tiempo, lleguen vivos al Final del Tiempo; en cambio los contaminados por el Mal, los hombres de barro cuyas almas incuben, aún sin saberlo, la Semilla de Piedra, serán disueltos y transformados en lejía, para lavar con ella el Signo Abominable en la Piedra de Fuego.
–Sí, Sacerdotes: –continuó Birsa– Ehyeh creó todos los seres, incluida la Piedra. A ella la extrajo del Fuego Caliente y por eso la designó como “Piedra de Fuego”. Y puso a todos los Seres Creados en el Devenir del Tiempo, que es el Fluir de Su Conciencia: porque antes del Principio no existía nada creado salvo el inefable Ser Supremo. El Espíritu de El Uno salió al Principio del Ein Sof, el Infinito Actual, que representa la nada para todas las Almas creadas. Así El Uno, que surgió también de esa nada, sacó de ella los Seres Creados, el primero de los cuales fue el Fuego Caliente, creado el primer Día: dio así Principio al Tiempo. El Alma del hombre de barro, creada luego, comenzó a evolucionar desde entonces, en dirección a la Perfección Final. Mas esa evolución era muy lenta. Para acelerarla vinieron los Seraphim Nephilim con el consentimiento de El Uno; también surgieron de Ein Sof: a tales Angeles, nuestros enemigos denominan “Dioses Traidores”. Lo cierto es que Ellos extrajeron de la nada el Abominable Signo No creado y lo grabaron en la Piedra Caliente: y ese fue el Origen del Mal. La Piedra Señalada se transformó por ese Signo en “Piedra Fría” y se trasladó instantáneamente al Principio del Tiempo, retrocedió a la nada inicial para sostener una existencia abominable fuera del Tiempo. De entre los Seres creados, de entre las Piedras Creadas, la Piedra Fría rechazó el Orden de la Creación, se rebeló a la Voluntad de El Uno y se declaró Enemiga de la Creación. Quienes habían introducido el Signo No Creado en el Mundo, plantaron la Piedra Fría en el Alma del Hombre como Semilla de Piedra, para que creciese, madurase y fructificase, para que la fuerza de su desarrollo elevase al Alma rápidamente a la Perfección Final. Pero aquella Semilla, como dijimos, produciría un Fruto extremadamente hostil hacia el Dios Uno y Su Creación: un Fruto que sólo aceptaría existir fuera del Tiempo, antes del Principio, un Fruto que sólo ansiaría abandonar el mundo de los Seres Creados y perderse en la nada original; un Fruto que no podría ser previsto por el Alma porque su Semilla permanecería invisible desde el Principio; un Fruto al que denominarían “el Yo”. Y la causa de ese Fruto no sería la Piedra Fría, ni la Semilla de Piedra, sino esos habitantes del Abismo a los que conocéis como Espíritus Hiperbóreos. Ellos son nuestros verdaderos enemigos, mas, afortunadamente, sólo pueden manifestarse en el Alma del hombre mediante la Piedra Fría; comprenderéis, que aquello que los encadena al Alma del hombre, sin que Ellos lo adviertan, es la Piedra Fría en el Principio. Empero, si la Piedra Caliente fue extraída del Fuego Caliente, el Fuego Frío, contrariamente, ha brotado de la Piedra Fría: por ese Fuego Increado la Estirpe Maldita de Tharsis, que acabamos de exterminar, escapó durante siglos a nuestro control e infectó al mundo con Hombres de Piedra que pretendieron destruir las bases del Culto.
Al parecer, los Seraphim Nephilim no contaron con que el Fuego Frío brotaría de la Piedra Fría y revelaría a los hombres luciféricos lo que Ellos denominan “Negrura Infinita de Sí Mismo”; por eso es necesario, desde que tal odioso Misterio fue posible, evitar en el Futuro que la Semilla de Piedra madure y fructifique, que nazca el Niño de Piedra que recibirá la revelación del Fuego Frío y apagará el Fuego Caliente del Corazón; es necesario lavar la Piedra Fría con Lejía para que recupere el Fuego Caliente, el Fuego que jamás debe abandonar el Corazón del hombre. En verdad, Sacerdotes, aunque Ellos culpen a El Uno, y a sus representantes terrestres, de la desgracia que los aqueja, fueron los Seraphim Hiperbóreos, los que moran en el corazón de YHVH, Tiphereth, quienes conservan el encadenamiento espiritual; cierto que éstos obraron con el consentimiento de El Uno y nadie sabe cuándo ni para qué los creó, ni por qué les otorgó, también, el Poder de extraer seres de la nada. A menos que se conceda crédito a lo que Ellos mismos afirman: que no son Seres Creados por El Uno sino que proceden, como Ehyeh, de un Mundo existente Más Allá del Ein Sof; y que su naturaleza espiritual es igual a la de El Uno. Pero creerles a Ellos sería cometer la más grande herejía contra la Hokhmah del Maestro del Todo, pues ¿acaso no declaró el Uno mismo su Unidad Absoluta y Excluyente?: “¿A quién me compararéis que se me parezca?, dice el Santo Anciano. Levantad a lo alto vuestros ojos y mirad: ¿Quién creó todo aquello?” [Isaías, 40,25]. “Así dice YHVH, Rey de Israel, su Redentor, YHVH Sebaoth: Soy el Primero y el último, y fuera de mí no hay ningún Dios. Vosotros sois mis Testigos. ¿Hay algún Dios fuera de mí? No hay otra Piedra; Yo no la conozco” [Isaías, 44,6]. “Vosotros sois mis testigos, dice YHVH, pues sois el Pueblo Elegido por Mí para que sepáis y comprendáis que Yo Soy, Ehyeh. Antes de Mí ningún Dios existió, y después de Mí no lo habrá. Yo, Yo Soy YHVH, y fuera de mí no hay Salvador. Yo Soy Dios desde siempre y también desde hoy Soy el mismo, y no hay quien escape de mi mano: haré lo que quiera ¿y quién lo cambiará?” [Isaías, 43,10]. Sí, Sacerdotes; no debemos dudar de El Uno. Pero tampoco olvidar que los Seraphim Hiperbóreos fundaron la Fraternidad Blanca a la que todos pertenecemos y en cuya Jerarquía hemos alcanzado el Más Alto Sacerdocio.
En síntesis, de acuerdo a los planes de los Seraphim Nephilim, mientras la Semilla de Piedra se desarrollase, el Alma del hombre de barro evolucionaría indudablemente acelerada en dirección de la Perfección Final. Pero la realidad contradijo estos planes: aquel Germen del Mal, al Fructificar, lejos de impulsar al Alma a elevarse hacia la Perfección Final, la hundiría en el Terror de Abismos sin Nombre, en la Eternidad de una Negrura Infinita. Al fin, la Semilla de Piedra terminaría dominando al Alma del hombre de barro y convirtiendo a éste en un Enemigo del Creador y de la Creación, endureciendo su Corazón y tornándolo un ser carente de Amor, transformándolo en un Hombre de Piedra. Es por eso que Nosotros, los Sacerdotes Perfectos, debemos propiciar el Holocausto de Fuego, que lave con lejía al Final la Señal Abominable en la–Piedra–que–está–plantada–en–el–Alma–del–Hombre–de–Barro. –concluyó Birsa.