Cuadragesimoquinto
Día
Síntesis General de la Sabiduría Hiperbórea :
Con el fin de que la relación
analógica quede claramente evidenciada procederé de acuerdo al siguiente
método: primero afirmaré una premisa con respecto a la historia alegórica del
“prisionero”; en segundo lugar afirmaré una premisa referida a una situación
análoga en el hombre dormido; en tercer lugar, compararé ambas premisas y extraeré la conclusión, es decir, demostraré
la analogía. Se comprende que no puedo exponer la totalidad de las correspondencias sin riesgo de extenderme
indefinidamente. Por lo tanto sólo destacaré aquellas relaciones que son
imprescindibles para mi exposición y dejaré, como ejercicio de imaginación, Dr.
Siegnagel, la posibilidad de establecer muchas otras.
Recuerde solamente que en el hombre
dormido, el Yo perdido se encuentra sumido en el sujeto anímico consciente, es
decir, confundido con el sujeto anímico evolutivo o Alma. Aquí he preferido
considerar al Yo perdido ligado directamente a la razón, es decir, al sujeto anímico racional, en virtud de ser este sujeto quien más cerca se encuentra
del Mundo y quien primero recibe las impresiones de los entes externos. Por
“razón”, en todo caso, ha de entenderse, “el sujeto anímico evolutivo” propio
del animal hombre, quien evoluciona por la acción confusa del Yo, esa
manifestación del Espíritu encadenado.
- 1 -
a
- El prisionero se encuentra a merced de sus guardianes, quienes lo mantienen
en perpetuo cautiverio.
b -
El Yo, del hombre dormido, es prisionero perpetuo de la “razón”, vale
decir, del sujeto anímico evolutivo.
c
- El “prisionero” y el Yo son análogos.
- 2 -
a - Los “guardianes” son los
intermediarios dinámicos, mezquinos por cierto, entre el “prisionero” y el
“mundo exterior”.
b - La “razón” es intermediaria
dinámica, muy pobre, entre el Yo y el “mundo exterior” (en el hombre dormido).
c -
Los “guardianes” y la “razón” son análogos (recuerde que cuando la razón
elabora una “ley de la naturaleza” intervienen los “principios matemáticos” y
las “premisas culturales preeminentes”).
- 3 -
a - Los “guardianes” se valen de un
“lenguaje propio”, diferente de la lengua del prisionero, a la que éste ha
olvidado.
b - La “razón” emplea modalidades
lógicas, diferentes de la “Lengua primordial Hiperbórea” original del hombre
dormido a la que éste ha olvidado por su confusión estratégica.
c - El “lenguaje propio” de los
guardianes es análogo a las modalidades lógicas de la estructura cultural.
La “lengua natal” del prisionero es
análoga a la “Lengua Hiperbórea” del hombre dormido.
- 4 -
a - El primer entorno del “prisionero”
es su “celda” de la torre, que lo contiene casi completamente con la excepción
de las aberturas (puerta y ventanuco) por donde sólo muy débilmente pueden
extenderse los sentidos.
b -
El primer entorno del Yo es la “esfera de sombra”, que lo contiene casi
completamente.
c -
La “celda” de la torre es análoga a la esfera de sombra del hombre
dormido.
- 5 -
a - En la “celda” hay un “ventanuco
enrejado” por medio del cual el
prisionero obtiene una imagen precaria pero “directa” del mundo
exterior.
b - Estableciendo un contacto
permanente con el Yo está la “esfera sensorial”, por medio de la cual éste
obtiene una imagen precaria pero “directa” del mundo exterior.
c - El “ventanuco enrejado” es análogo
a la “esfera sensorial” (o a “los sentidos”) en el hombre dormido.
- 6 -
a - En la celda hay una “puerta
enrejada” por la cual ingresan los guardianes, y con ellos las noticias
censuradas, es decir, por donde el prisionero obtiene una imagen “indirecta”
del mundo externo.
b - El Yo puede formarse una imagen
“indirecta” del mundo exterior mediante la “reflexión”, es decir, el acto por
el cual se recibe la información “razonada”.
c -
La “puerta enrejada” es análoga al acto de reflexionar o apercibir.
- 7 -
a -
La celda del “prisionero” se halla en una “torre” y ésta en un “patio
amurallado”. Rodeando a las murallas hay “fosos profundos”, y luego otras
murallas, y otros fosos; y así sucesivamente hasta completar siete vueltas de
muro y foso. Los siete circuitos de seguridad de esta formidable “prisión” se
conectan entre sí por “puentes levadizos”, “corredores”, “portones”, “rejas
levadizas”, etc. Más allá de la última muralla se extiende el “mundo exterior”,
el país del Enemigo. En síntesis: es la “prisión” una estructura estática que
se interpone entre el prisionero y el mundo exterior.
b - Entre el Yo y el mundo exterior se
interpone una compleja estructura estática denominada “cultural”. La “razón”,
para tornar “razonable” la información del mundo exterior, se apoya en ciertos
elementos de dicha estructura estática o “cultural”, por ejemplo las “premisas
culturales preeminentes”, que significan conceptos sobre las percepciones de
los entes u objetos culturales externos.
c
- La “prisión” es análoga a la “estructura cultural”. También: ciertas
partes de la “prisión”, murallas, fosos, puentes, etc., son análogos a ciertas
partes de la “estructura cultural”, esto es, las “premisas culturales
preeminentes”.
Tenga
presente, Dr. Siegnagel, que, en la alegoría, tanto los “guardianes” como la
“prisión” son intermediarios entre el prisionero y el mundo exterior. Pero los
“guardianes” son intermediarios “dinámicos” (análogamente a la “razón” en el
hombre dormido) en tanto que la “prisión” es intermediario “estático” (análogamente
a la “estructura cultural” del hombre dormido).
- 8 -
a - Más allá de la última muralla de
la prisión se extiende el “mundo exterior”, aquella realidad que nunca podrá
ser vista por el “prisionero” debido a que la estructura de la “prisión” limita
su movimiento y a que una “guardia” permanente cuida de que se mantenga tal
situación.
b -
El Yo, en el hombre dormido, se halla habitualmente sumergido en las
profundidades de la estructura cultural, flotando perdido entre sus
artificiales y estáticos elementos y a merced de la tiranía implacable que
ejerce la razón. La estructura cultural rodea completamente al Yo, salvo
algunas rendijas, por donde asoma débilmente la “esfera sensorial”. Más allá de
la estructura cultural, como objeto de las esferas instintiva y sensorial, se
extiende el “mundo exterior”, la realidad que nunca podrá “ser vista” (en su
verdad, “tal como es”) por el Yo perdido.
c - El “mundo exterior” más allá de la
prisión es análogo al “mundo exterior” más allá de la “estructura cultural” que
sujeta al Yo en el hombre dormido.
- 9 -
a - En una montaña cercana, los
Kameraden tratan de ayudar al “prisionero” a fugar de la “prisión”. Para ello
envían un mensaje, en su lengua natal, valiéndose del medio acústico. En dicho
mensaje hay una “canción infantil”, para “despertar” al prisionero, y una
“canción de amor”, con la “clave del anillo”, para que busque la salida secreta
y huya.
b - En un “centro” oculto llamado
Agartha, los Dioses Leales tratan de ayudar a los hombres dormidos a romper las
cadenas que los mantienen sujetos al mundo material del Demiurgo. Para ello
envían carismáticamente un mensaje en la “lengua de los pájaros”, valiéndose de
las Vrunas de Navután. En dicho mensaje hay un “recuerdo primordial”, para
despertar y orientar al hombre, y una “Canción de A-mort”, con la “clave del
anillo”, para que busque el centro, regrese al Origen, y abandone, como un
Dios, el Infierno material de Jehová Satanás.
c - Se pueden establecer, entre “a” y
“b”, muchas analogías. Sólo destacaré la más importante: Los Kameraden son
análogos a los Dioses Liberadores.
Creo que los nueve argumentos
precedentes constituyen una eficaz demostración de la correspondencia analógica
que existe entre la “alegoría” y la situación del hombre dormido. Pero esto no
es todo. He reservado tres componentes de la alegoría, canción infantil,
Canción de A-mort, salida secreta, para efectuar una última correspondencia
analógica y extraer la conclusión final.
Como la validez de la relación
analógica existente ha quedado evidenciada en los argumentos precedentes, no
será necesario recurrir al mismo método en el próximo comentario: daré por
probadas las analogías que mencione.
Recordaré ahora los motivos que me
llevaron a desarrollar la alegoría. Me proponía mostrar, de manera analógica,
el método empleado por los Dioses Leales para contrarrestar la acción de “la Cultura ”, arma estratégica
de la
Sinarquía. Previamente aclaré que son los “elementos
culturales interiores” el verdadero instrumento que la Sinarquía emplea para
mantener al hombre “dormido”, es decir, en la confusión. En ese estado el Yo es
sujeto a la razón por la estructura cultural, fuente de la cual se nutre,
finalmente, toda la actividad mental. Así ocurre que el Yo, es decir, la
conciencia presente del hombre, resulta “dirigido hacia” el mundo a través de
la estructura cultural “por” la razón; el resultado, lo dije varias veces, es
una imagen deformada del mundo y un estado de confusión psíquica que dificulta
enormemente la “reorientación estratégica” del hombre. Contra esta situación
los Dioses Leales, igual que los Kameraden de la alegoría, se disponen a acudir
en auxilio “enviando un mensaje”.
El principal objetivo es “sortear
todas las murallas” y llegar hasta el prisionero, el Yo, con un mensaje de
doble significado: 1ro. despertar; 2do. orientar. Para eso los Dioses Leales
“transmiten el mensaje”, carismáticamente, desde hace muchos milenios; algunos lo oyen, despiertan y parten; otros,
los más, continúan en la confusión. Claro, no resulta fácil reconocer el
mensaje porque ha sido emitido en la lengua de los pájaros... y sus sonidos
sólo pueden ser percibidos con la Sangre Pura.
¿Está claro entonces? El mensaje de
los Dioses Leales permanentemente resuena en la sangre de los hombres dormidos.
Quien no lo oye es porque padece la confusión estratégica o desconoce su
existencia, que viene a ser lo mismo. Pero ¿cómo debería cumplir su función el mensaje carismático? En dos pasos. En
primer lugar los Dioses hablan, en
la sangre del hombre, de un recuerdo primordial, de algo ocurrido al comienzo del Tiempo cuando el Espíritu
aún no había sido capturado por los Dioses de la Materia.
Cómo los Dioses
logran hacerlo es un Misterio muy grande, del que sólo Ellos pueden responder.
Este “recuerdo primordial”, la “canción infantil” de la alegoría, ha sido
inducido con el propósito de que “active” el Recuerdo de Sangre propio del
hombre dormido.
Si tal cosa ocurre, entonces el hombre
dormido experimentará una súbita “nostalgia de otro mundo”, un deseo de
“dejarlo todo y partir”. Técnicamente significa que la Memoria de Sangre ha
llegado “allí donde el Yo perdido se encontraba”: sobre el sujeto consciente.
Un contacto tal, entre el Yo y la
Memoria de Sangre, se realiza independientemente de la
estructura cultural y la razón; y ese es el objetivo buscado por los Dioses
Leales. Se ha podido pues llegar a la médula del Yo, por la vía de la sangre;
será entonces, en ese fugaz momento cuando se dejará oír la “Canción de
A-mort”.
Hablaré ahora de la segunda parte del
mensaje, al que he llamado alegóricamente, “Canción de A-mort”. Ante todo diré
que tal nombre no es caprichoso pues la Sabiduría Hiperbórea
enseña que, a partir de su Origen en el
Universo físico, es decir, desde su sincronización con el Tiempo, el Espíritu permanece encadenado a la Materia por un Misterio de
A-mort. Cuando el Recuerdo de Sangre, activado por la primera parte del
mensaje, abre un camino (no
racional; no cultural) hacia el Yo,
entonces los Dioses Leales cantan la Canción de A-mort,
hacen participar al hombre en el Misterio. Si su sangre es lo suficientemente
pura como para que el mensaje carismático pueda ser conciencializado entonces
el hombre tiene la posibilidad de “orientarse” hacia el Origen y mantenerse
definitivamente “despierto”.
El Misterio de A-mort sólo puede ser
revelado por la Sangre
Pura , interiormente, en un contacto trascendente con el Yo
que se realiza sin intervención de categorías culturales o racionales. Es, por
lo tanto, una experiencia absolutamente
individual, única para cada hombre. Quien conoce los secretos del Misterio
de A-mort es un Iniciado Hiperbóreo trasmutado,
es decir, un Hombre de Piedra Inmortal.
El Misterio de A-mort es un
descubrimiento personal, repito, único para cada hombre sobre la Verdad
de su propia Caída. Nadie puede conocer este secreto y continuar igual. Y
nadie, mucho menos, se atrevería a hablar de ello una vez que la Suprema Experiencia
ha tenido lugar. Por el contrario, muchas veces los labios quedan sellados para
siempre, los ojos cegados, y los oídos cerrados. No son pocos los cabellos que
se vuelven blancos ni menos las mentes que se hunden en las tinieblas de la
locura. Porque sólo un valor infinito puede sostener, vivo y cuerdo, a aquel
que ha visto el Engaño de los Orígenes y ha comprendido, por fin, la Verdad de su Caída. Siendo
el peso del secreto tan terrible se comprende por qué digo que jamás puede
haber en el mundo un indicio del Misterio de A-mort y sólo alguien
irresponsable o loco afirmaría lo contrario. La Sabiduría Hiperbórea
aporta técnicas de purificación
sanguínea que tienen por fin aproximar
al Misterio. Pero el Misterio, en sí, se descubre interiormente, es único
para cada hombre y no conviene hablar de
él. A lo sumo se pueden ofrecer algunas sugerencias, como las que expuse
los Días Octavo y Noveno al narrar el Ritual del Fuego Frío.
La alegórica historia del prisionero
ha permitido exponer de manera sencilla el método empleado por los Dioses
Leales para guiar a los hombres dormidos. El mensaje carismático consigue, si
es escuchado, “despertar” al hombre poniéndolo en contacto con su Recuerdo de
Sangre. A continuación le hace participar del Misterio de A-mort, Suprema
Experiencia que anula, según
dijimos, la Estrategia
cultural de la
Sinarquía. Pero no es
posible saber en qué consiste el Misterio de A-mort hasta no haberlo vivido
individualmente. Sólo se tienen los indicios
generales que han dejado aquellos
que se trasmutaron y partieron. En base a tales indicios se puede afirmar
que el Misterio de A-mort es experimentado de siete maneras diferentes por el hombre y que, justamente, ésa es la
razón por la cual la
Sabiduría Hiperbórea prevee siete vías iniciáticas de
liberación.
De acuerdo al modo en que el Misterio
de A-mort ha sido gnósticamente percibido será la Vía de Liberación adoptada y
es por eso que suele hablarse de una “Vía de la Mutación ” o “del Rayo”;
de una “Vía Seca” o “Camino de la Mano Derecha ”; de una “Vía Húmeda” o “Camino de la Mano Izquierda ”; de
una “Vía de la
Oposición Estratégica ” o “Vía de la Gnosis Guerrera
para la
Orientación Absoluta ”; etc.
No hablaré, desde luego, de todas las
vías de liberación sino de aquella que tiene especial relación con esta
historia, es decir, la “Vía de la Oposición Estratégica ”,
que era la seguida por la Casa
de Tharsis. Pero la Vía
de la Oposición
Estratégica es la interpretación última del antiguo Misterio
del Laberinto, fundado
por Navután luego
del hundimiento de la
Atlántida : a la
Casa de Tharsis, la segunda parte de la Canción de A-mort, que era “escuchada” durante el Ritual del Fuego
Frío, le reveló el Misterio del Laberinto como vía de liberación
individual. Vale decir que los Señores de Tharsis, siempre, comprendieron el Misterio del Laberinto al trasmutarse en
Hombres de Piedra. Con respecto a la alegoría del Yo prisionero, hay que
entender que la solución de Navután al
Misterio del Laberinto, al Misterio del encadenamiento espiritual, al
Misterio de la Muerte ,
es análoga a la solución de la Canción de A-mort:
ella consiste en un modo para 1ro., despertar; 2do., orientar. Tal modo es lo
que últimamente se denomina “Vía de la Oposición Estratégica ”
y que incluye, necesariamente, el empleo de las Vrunas y el principio del
cerco.
En la alegoría, la segunda parte del
mensaje era bastante extensa porque se refería también a “las otras vías” de
liberación que pueden “abrir” el Misterio de A-mort. Pero el prisionero ha
encontrado la clave en el Anillo de
Bodas y esto significa, analógicamente, que ha optado por la Vía de la Oposición Estratégica.
El mensaje ha llegado a él “por vía acústica”, es decir, gnósticamente, y, al
tomar conciencia de su contenido, por medio de la clave revelada, halla en la
celda una anilla, la cual permite abrir la salida secreta.
La “celda”, según el argumento 4, es
análoga a la esfera de sombra. Pero, como substrato de la esfera de sombra, se
encuentra la estructura cultural: una anilla
“disimulada” en el piso de la celda corresponde sin duda a un principio matemático, a un símbolo arquetípico integrado, “disimulado”, en el
esquema de una Relación.
La alegoría nos permite comprender,
entonces, que los Dioses Liberadores con su mensaje carismático, descubren un principio matemático que
permanecía inconsciente en la estructura cultural, al que denominamos “principio del cerco”. De aquí que:
- 10 -
c -
La “Anilla” en la celda del prisionero es análoga al “principio del
cerco”, principio matemático, o Arquetipo Colectivo que permanecía inconsciente
en el hombre dormido y que el mensaje de los Dioses Liberadores des-cubre.
Demostré, Días atrás, que en el
proceso mental que da lugar a la “idea científica” de un fenómeno concurren
elementos de dos fuentes principales: los “principios matemáticos” y las
“premisas culturales preeminentes”. Esto se verifica principalmente al formular
una “ley de la naturaleza”, la cual explica el comportamiento de un fenómeno
estableciendo relaciones causales entre aspectos del mismo. Pondré un ejemplo
sencillo: se desea “medir” el lado de un poliedro regular. Aquí el fenómeno es
un cuerpo con forma de poliedro regular, vale decir, un “ente fenoménico”. Se
toma para ello la “regla graduada”, es decir, una superficie plana sobre la que
se hallan grabadas las unidades de longitud y de la cual estamos seguros que
uno de sus lados es perfectamente recto. Se hace coincidir el cero de la regla con
el “comienzo” del lado que vamos a medir. Se observa ahora que el “fin” del
lado coincide con el número cinco de la regla y se afirma sin más que “en el
poliedro, el lado mide cinco centímetros”. Se ha realizado, como se verá, una
serie de operaciones subjetivas cuyas conclusiones, sin embargo, pueden ser
confirmadas por otros observadores; esta posibilidad de comprobación es lo que
da peso de “ley de la naturaleza” al hecho mencionado.
Pero ocurre que en la regla, que se
cree numerada, en realidad hay signos grabados que representan números, no números en sí. Los números son principios
matemáticos propios de la estructura cultural, o sea elementos subjetivos, que
intervienen en el acto de “reconocer que el límite del lado coincide con el
signo 5” .
Si se dice “mide cinco centímetros” se está realizando la afirmación de una
cualidad empírica: “existe una proporción (es decir, una relación matemática)
entre la longitud del lado del poliedro y la longitud del meridiano terrestre”.
Esta proporción es fija o constante
(=5cm.) y constituye una “relación entre aspectos de un fenómeno”, o sea, una
“ley de la naturaleza”.
El centímetro equivale a la centésima parte de un metro y éste a la
diezmillonésima parte de un cuarto de meridiano terrestre.
El ente fenoménico se presentó completo, íntegro en su manifestación.
Sin embargo no es posible aprehenderlo en su totalidad; a poco que se lo
observe una parte del mismo se hace
eminente, sobresaliendo y destacándose por sobre otros aspectos. La unidad
del fenómeno ha quedado rota en favor de la pluralidad de cualidades que se es capaz de atribuirle. Se
distinguen dos caras cuadradas, y en
cada cara, cuatro aristas y cuatro ángulos, etc. Luego se practica
la medición de una arista o lado y
se establece una “ley de la naturaleza”: “la longitud del lado es proporcional
a la longitud del meridiano terrestre y su razón es de 5 cm .”
En esta operación que se acaba de
describir han intervenido los “principios matemáticos” (cuando se distinguen dos caras, cuatro aristas, etc.) y las “premisas culturales preeminentes”
(cuando se tornó “eminente” la cara, el lado, o cualquier otra cualidad). Las
dos fuentes concurren en el acto racional de “relacionar” (medir) aspectos del
fenómeno y postular una “ley de la naturaleza” (mide 5 cm .) que puede ser
universalmente comprobada.
Espero haber dejado en claro que los principios matemáticos (el uno, el dos, el cuadrado, etc.),
por ser propiedades intrínsecas de la estructura mental, intervienen a priori en la formulación de una ley de la naturaleza.
En cuanto a los “números” del mundo, esos que aparecen grabados en la regla
graduada, sólo son signos culturales de
representación a los que se distingue gracias al aprendizaje convencional.
Hubo pueblos antiguos que representaban los números con nudos o ideogramas; es
presumible que un instrumento de medición compuesto de una vara en la cual se
han grabado jeroglíficos, no significaría, en principio, nada para nosotros si
no logramos “leer” los signos, es decir, realizar las representaciones numéricas.
El análisis epistemológico sobre el
modo como el hombre establece una ley de la naturaleza ha de llevar fatalmente
a la conclusión de que sería imposible que el principio del cerco fuese
localizado en el mundo como propiedad de los entes y pudiese ser formulado en
un lenguaje sociocultural. Por el contrario, lo que puede ocurrir, en todo
caso, es que el principio del cerco sea proyectado, consciente o
inconscientemente, sobre un fenómeno y sea luego descubierto en él como
relación eminente entre cualidades; naturalmente, dependerá del tipo de
fenómeno representado la complejidad con la que el principio del cerco sea
empíricamente reconocido e introyectado en la estructura psíquica.
En resumen, el “principio del cerco”,
descubierto a la conciencia por el mensaje de los Dioses Leales, es también un
principio matemático y como tal intervendrá “a priori” en toda percepción fenoménica. Los números naturales
(que están en la mente) permiten “contar” (uno, dos) las mitades de esa manzana
(que está en el mundo). El principio del cerco (que está en la mente) permite
aplicar la “ley del cerco” sobre ese fenómeno (que está en el mundo). He
recorrido un largo camino para arribar a esta conclusión. La expresaré ahora de
manera general: el principio del cerco
hará posible la determinación de la ley del cerco en todo fenómeno y en
cualquier relación entre fenómenos.
Pero el principio del cerco es,
generalmente, inconsciente y sólo quienes logran oír el mensaje de los Dioses
Leales pueden incorporarlo a la esfera consciente. Y sólo ellos, los hombres
despiertos, serán capaces de aplicar la ley del cerco en una Estrategia
guerrera que asegure el Regreso al Origen.
Antes mencioné la solución de Navután al Misterio del Laberinto y dije que ella
incluye el empleo de las Vrunas y el principio del cerco. Ahora agregaré que
dicha solución, denominada Tirodinguiburr,
se traduce en la técnica arquemónica de la Sabiduría Hiperbórea. Tal técnica, que es imprescindible dominar en el “modo de vida
estratégico”, permite definir en el Universo un “Cerco estratégico”, al que me
referí los Días Tercero y Trigesimosexto. Pues bien, según la Sabiduría Hiperbórea ,
todo Cerco estratégico es técnicamente un “Arquémona” o “Cerco infinito”.
Con otras palabras, el hombre despierto descubre el principio del cerco y lo
proyecta en el Mundo: ello no es
suficiente para constituir un Cerco estratégico; el principio del cerco es
un principio matemático y, por lo tanto, es un elemento arquetípico, es decir, creado
por El Uno: mal podría utilizarse un elemento creado por El Uno para intentar
aislarse de la Estrategia
de El Uno; hay que modificar,
pues, la ley del cerco para obtener el efecto aislador deseado; ¿en qué forma? indeterminando o convirtiendo en infinito el cerco real; ello se
consigue con el empleo de las Vrunas Increadas: la inclusión de la
Vruna Increada en la ley del cerco produce el “Cerco
estratégico”, el Cerco infinito dentro del cual es posible practicar el modo de
vida estratégico y desarrollar una Estrategia de Regreso al Origen.
Aclararé el significado etimológico de
la palabra Arquémona y el sentido filosófico que denota en la Sabiduría Hiperbórea.
Arquémona, ante todo, es una palabra compuesta por dos vocablos griegos, arke, principio y monas, unidad. La
Iniciación por la técnica arquemónica permite arribar a un principio único de la psique, es decir,
a la individuación egoica del Selbst, desde donde es factible experimentar la
posibilidad absoluta del Espíritu en el Origen: tal es el sentido hiperbóreo
del Arquémona.
Para los Hombres de Piedra, Iniciados
Hiperbóreos de la Casa
de Tharsis, el “mundo” en el cual ocurre la vida cotidiana es simplemente un
“campo de batalla”, una Palestra
ocupada por enemigos mortales a los que se debe combatir sin tregua pues ellos
“cortan el camino de Regreso al Origen”, “obstruyen la retirada” y pretenden
“reducir al hombre a la más vil esclavitud” cual es “la sumisión del Espíritu
Eterno a la materia”, su “encadenamiento al Plan evolutivo del Universo, creado
por el Demiurgo y su corte de Demonios”. El mundo es, entonces, para los
Hombres de Piedra, el Valplads.
En la mitología nórdica y en los Eddas, el Valplads es el campo de
batalla adonde Wothan elige a los que caen luchando por el Honor, la Verdad , en fin, por las
Virtudes del Espíritu. La Casa
de Tharsis, basándose en la Sabiduría Hiperbórea , extendía el concepto de
Valplads a todo el “mundo”. Pero el “mundo” es el macrocosmos, dentro del cual
subsiste el microcosmos potencial del hombre despierto; la realidad de ese
“mundo”, que rodea como Valplads al hombre despierto, es Maya, la Ilusión del Gran Engaño.
Cuando el hombre despierto se ha situado en su Arquémona y libera la plaza
interior por la
Oposición Estratégica , indeterminando o tornando infinito el
cerco real, el lapis oppositionis
que se encuentra en el Valplads, se dice que su lugar constituye la fenestra infernalis del Arquémona, el
punto infinito del Cerco Estratégico: la fenestra infernalis es el punto de
mayor aproximación entre la plaza liberada y el Valplads, y frente a ella se
enfrentan el hombre despierto y el Demiurgo Cara a Cara, se confrontan dos
Estrategias Totales, la
Hiperbórea y la
Satánica.
Como última reflexión con respecto a
la alegoría diré que cuando el prisionero “tira de la anilla” y descubre la
salida secreta está efectuando una acción análoga a cuando “el hombre
despierto” aplica la ley del cerco, según la técnica arquemónica, y “abre”
unívoca e irreversiblemente una vía hacia el Origen.
Ha quedado explicado entonces el
método que los Dioses Leales emplean para contrarrestar a “la Cultura ”, arma estratégica
enemiga. Ellos envían Su mensaje que tiene por fin despertar en el hombre el Recuerdo de Sangre y orientarlo hacia el Origen, su “salida secreta”. Para esto último
le inducen a descubrir el “principio del cerco” y a aplicar, luego, la “técnica
arquemónica”.
.El principio del cerco es infalible para los fines
estratégicos propuestos y tanto puede ser aplicado individual como
colectivamente. La Historia
abunda en ejemplos de hombres que han aplicado técnicas basadas en la Sabiduría Hiperbórea
para inmortalizarse como Dioses o para conducir a un pueblo de Sangre Pura
hacia la mutación colectiva; como prueba de esas gloriosas acciones han quedado
numerosas construcciones de piedra que nadie comprende en nuestros días porque
para ello habría que poseer una visión fundada en el principio del cerco. Al
hombre despierto, conocedor de la técnica arquemónica, una sola mirada sobre
las construcciones megalíticas, o sobre Montsegur, o sobre los K.Z., le basta
para interpretar correctamente la Estrategia Hiperbórea
en la cual se basó su construcción.
El Castillo de Montsegur, vale la pena
aclararlo, fue construido por los Cátaros según la técnica arquemónica, así
como los K.Z. o konzentrationslager,
“Campos de Concentración” de la
Orden Negra alemana ,
los cuales no eran siniestras prisiones como pretende la propaganda sinárquica
sino maravillosas “máquinas mágicas” para acelerar la mutación colectiva y
racial, basados en la técnica arquemónica de la Sabiduría Hiperbórea :
dentro del área aislada del K.Z., los elementos raciales más nefastos de la
sociedad, esto es, los degenerados, delincuentes, viciosos, e incluso los
judíos, podían ser trasmutados y reorientados en favor de la Estrategia Nacional.
Diré finalmente que quien es
consciente del principio del cerco ha
superado a la
Estrategia cultural enemiga y puede realizar la doble aislación, del Yo y del microcosmos.
El principio del cerco permitirá fijar
los límites del sujeto consciente, aislando el Yo de las premisas culturales
preeminentes, y trasladándolo hacia el “centro” o Selbst.
La técnica arquemónica permitirá, entonces, aislar el microcosmos del
macrocosmos, ganando un tiempo y un espacio propios, o sea, la inmortalidad: el
microcosmos o cuerpo físico se habrá trasmutado en vajra la materia incorruptible.